Victoriosa campaña española de cuatro años a cargo del gobernador de Lousiana, el mariscal de campo don Bernardo de Gálvez, que culminó con la conquista de Pensacola en mayo de 1779 y la expulsión de los británicos de la Florida occidental, y complementada con la conquista de las Bahamas por el teniente general don Juan Manuel de Cagigal en mayo de 1782.

La paz entre España e Inglaterra convenida por el Tratado de París (10 de febrero de 1763) exigió de España la cesión a los británicos de la Florida Occidental, incluidos el castillo de San Marcos de Apalache, la bahía de Pensacola y los territorios al este sudeste de río Mississippí. Las guarniciones españolas fueron retiradas a Méjico y la población española de la zona abandonada a su suerte. La situación era perjudicial para los intereses españoles, pues las plazas entregadas eran clave para la defensa del golfo de Méjico.



Mapas de las bahía de Mobila y Pensacola, al sur de los territorios de Luisiana y Florida, escenario de los combates entre españoles e ingleses en 1780 y 1781 (Fuente: Biblioteca Nacional de España).

Mientras tanto, las tensiones entre los patriotas de las Trece Colonias británicas en Norteamérica y el gobierno inglés iban en aumento, con hechos relevantes como la masacre de Boston de 1770 y el motín del té en Boston de 1773. En septiembre de 1774 las colonias formaron el Primer Congreso Continental, que decidió la preparación de las milicias de Nueva Inglaterra en previsión de un posible enfrentamiento con los soldados del Rey. En 19 de abril de 1775, 700 casacas rojas británicas marcharon desde Boston contra la ciudad de Confort para capturar uno de los arsenales de la milicia. Alertados por dos patriotas, 60 milicianos interceptaron a los británicos en Lexington, en la carretera de Confort, y se produjo un tiroteo que hizo huir a los patriotas. Los británicos continuaron su marcha hasta Concord, donde se les enfrentó una fuerza de 400 rebeldes. Al comprobar que las municiones del arsenal habían sido retiradas por los rebeldes, los británicos iniciaron el regreso a Boston. Su retirada fue hostigada por loos rebeldes, que produjeron 273 bajas a los británicos. Cuando estos llegaron a Boston, la ciudad quedó sitiada por una fuerza rebelde de unos 6.000 patriotas. La guerra de Independencia de las Trece Colonias había comenzado.

El 22 de mayo de 1776, un joven del 30 años, veterano en diversas luchas contra los indios en los territorios del norte de Nueva España y experto oficial del ejército español en varios regimientos de la península y américa, llamado Bernardo de Galvez, fue nombrado coronel del Regimiento Fijo de Luisiana, con destino en Nueva Orleans, y el 19 de julio, gobernador interino de la provincia de Luisiana, gobernada desde 1770 por Luis de Unzaga y Amézaga; tenía 30 años.

Desde que tomó posesión como gobernador, el 1 de enero de 1777, Gálvez desplegó una intensa actividad dirigida a contrarrestar la amenaza británica en los dominios españoles, a la par que prestó una decidida y eficaz cooperación a la causa de los patriotas rebeldes norteamericanos. Envió numerosos cargamentos Mississippi arriba con armas, municiones, mantas y medicamentos destinados a los ejércitos independentistas, a los que auxilió de este modo en batallas tan decisivas como la de Saratoga, en ese mismo año. Así mismo, dio asilo a numerosos colonos americanos que huían de las tropas inglesas.

Con su autorización, en Nueva Orleans, se fletó un barco cargado con diez mil libras de pólvora que navegó río arriba con bandera y tripulación españolas, logrando sortear la vigilancia de los puestos ingleses establecidos en las riberas del Mississippi, y avanzó por aguas del Ohio hasta alcanzar el fuerte Pitt, al mando de George Morgan, la actual ciudad de Pittsburg. La llegada de la pólvora haría posible la derrota inglesa en las campañas de esta región.



Carta francesa de 1764 que muestra las costas de Luisiana y la Florida en el glofo de Méjico (Fuente: Biblioteca Nacional de España).

La colaboración de Gálvez con el financiero de origen irlandés Oliver Pollock, afincado en Nueva Orleans, que había abrazado la causa de los americanos y pronto sería el agente oficial del Congreso de Filadelfia en dicha ciudad, supuso un apoyo decisivo para los ejércitos independentistas. En 1777, entre otras ayudas, Gálvez prestó 74.000 dólares a los americanos y envió un cargamento de provisiones por valor de 25.000 doblones por el Mississippi, hasta llegar luego a las fronteras de Pensilvania y Virginia, cuyo gobernador era Patrick Henry, desde donde se distribuyeron entre el ejército del general Washington y las divisiones del sur, al mando del general Lee.

Gálvez fomentó la colonización del territorio y estableció nuevas poblaciones de inmigrantes en los inmensos territorios de Luisiana. Numerosos canarios se asentaron en la zona de Tierra de Bueyes, al sureste de Nueva Orleans, núcleo originario de la actual colonia de isleños de San Bernardo, que ha conservado celosamente su herencia española y el uso del castellano. Gálvez fundó asimismo las poblaciones de Barataria, Nueva Iberia y Galveztown, llamada así en su honor.

Al tiempo de este proceso de colonización, el joven gobernador prestó una ayuda fundamental a las campañas del americano George Rogers Clark en Illinois; la situación de los independentistas era sumamente comprometida en esta región del alto valle del Mississippi. La ayuda española —pólvora, mantas, fusiles, quinina, municiones— permitió a los colonos americanos en guerra con su metrópoli mantener el control en los territorios al oeste de los montes Alleghany.

Gálvez fomentó asimismo las relaciones con las numerosas “naciones” de indios —chicasás, chactás, crics, alibamones, entre otros— y, para atraerlos a la causa de España, siguió con ellos una hábil política de captación, de tráfico y regalos, infrecuente en el resto de la América española.

A pesar de permanecer oficialmente neutral, el gobierno español se encaminaba a la guerra contra Gran Bretaña, aunque con fundadas y graves reservas y vacilaciones. El conde de Floridablanca escribía al embajador de España en París, conde de Aranda, en diciembre de 1777: “Es necesaria gran sagacidad para no alucinarnos ni ponernos al borde del precipicio de una guerra inmatura, de la cual cualquier golpe fatal debe recaer sobre la España, que es la que más tiene que perder en sus circunstancias actuales”.

La declaración de una nueva guerra entre ambas potencias el 16 de julio de 1779 cogió a los españoles preparados para el desquite, impedir la expansión territorial británica y colaborar con los rebeldes independentistas americanos en su guerra contra Inglaterra.

En este escenario americano de la guerra contra Inglaterra el éxito estuvo de parte de las armas españolas, que lograron expulsar a los británicos del valle del Mississippi, de la Florida Occidental y de las Bahamas gracias a las siguientes acciones concatenadas anualmente:

Tras las exitosa campaña de las Floridas que culminó con la conquista de Pensacola, el mapa de la siguiente figura muestra los límites de los dominios españoles en norteamérica:



Mapa de 1792, confeccionado por un tal Jaillot-Elwe, donde se aprecian los límiktes de los domios españoles en norteamérica. (Fuente: Wikipedia).