Conquista de Mobila, capital británica de la Florida Occidental, por el recién ascendido mariscal de campo don Bernardo de Gálvez en 1780.
Tras haber expulsado a los británicos de sus fuertes en el valle del río Mississippi, la atención de Gálvez, recién ascendido a mariscal de campo como recompensa por sus éxitos, dirigió la atención de sus operaciones militares contra las plazas fuertes de Mobila y Pensacola, situadas en las costas de Luisiana y Florida y llaves del dominio británico en el golfo de Méjico y que, además, habían sido perdidas por los españoles en la anterior guerra contra los ingleses en 1762.
Dado el retraso en la llegada de las tropas que el gobernador de Cuba debería aportar para la empresa, unos 2.500 hombres, Gálvez decidió iniciar la aventura por su cuenta, sin esperar los refuerzos, en su calidad de gobernador de la Luisiana. El 14 de enero de 1780 zarpó hacia Mobila, como primer objetivo para arrojar a los ingleses de la Florida Occidental. En Nueva Orleans se hizo a la vela con cerca de 800 hombres de tropa veterana procedentes de los regimientos de España, Príncipe, Fijo de la Habana y Fijo de Luisiana, así como de milicias de Blancos, Pardos y Negros, en doce barcos de distintos portes, entre las que se contaban la fragata Volante y el bergantín Galveztown.
Calmas y borrascas dificultaron enormemente la travesía; hasta el 8 de febrero la expedición no logró salir a mar abierto, y el 10 de febrero logró embocar la bahía de Mobila, donde nuevas calamidades se abatieron sobre la flota: varias embarcaciones encallaron al tratar de perseguir una fragata mercante británica y la fragata Volante y el paquebote Rosario naufragaron en medio de una tempestad que impidió su auxilio.
Gálvez, “creando la necesidad nuevas fuerzas”, según dijo, reorganizó las tropas, que comenzaron a desembarcar en tierra firme el 12 de febrero; acto seguido las tropas comenzaron a fabricar escalas y a rescatar y desembarcar los ocho cañones de la fragata Volante; con ellos Gálvez ordenó que emplazar una batería en la punta de Mobila con objeto de dominar la entrada de la bahía. Luego marchó con sus tropas hacia el fuerte Charlotte, que defendía la plaza.
El 18 de febrero llegaron 500 hombres de refuerzos en cuatro barcos procedentes de la Habana. El 25 de febrero Gálvez tomó posiciones a menos de dos kilómetros del fuerte Charlotte para iniciar los preparativos del ataque. Éste era una construcción de ladrillo y cimientos de piedra que había sido edificada por los franceses cuando eran los dueños de la Luisiana; a pesar de no estar en buen estado, contaba con 49 cañones y tan solo 120 hombres para su defensa. Los españoles apresuraron los trabajos, abrieron las trincheras y comenzaron a establecer y emplazar la batería a pesar del continuo fuego enemigo. El 27 de febrero finalizó el desembarco de toda la tropa, víveres, armamento y munición necesarios para el ataque al fuerte.
El 1 de marzo Gálvez intimó la rendición a los británicos, que la rechazaron. El 11 de marzo unos exploradores españoles regresaron a toda prisa al campamento español para informar al mariscal Gálvez de la inminente llegada de una columna de socorro británica de unos 1.000 hombres procedentes de Pensacola. Al día siguiente, 12 de marzo, finalizó el emplazamiento de la batería española y comenzó a batir el fuerte Charlotte con el fuego de sus cañones, de suerte que logró abrir una brecha en el fuerte ese mismo día. Al anochecer los británicos izaron una bandera blanca y al día siguiente 13 de marzo, aceptaron rendir la plaza.
Las tropas españolas pasaron todo el día 13 de marzo alertas y sobre las armas, en espera de la llegada de la columna británica de socorro mientras sus jefes negociaban la rendición de los británicos. Finalmente, a las 10:00 horas del 14 de marzo los británicos salieron del fuerte con todos los honores militares y los españoles tomaron posesión del fuerte Charlotte y de la plaza de Mobila. En vista de la situación, la columna de socorro británica decidió regresar a Pensacola. Concluida esta conquista, Gálvez dejó al coronel José de Ezpeleta al cargo de Mobila y regresó a Nueva Orleans, dispuesto a acometer sin tardanza la conquista de Pensacola.
El 6 de diciembre un pequeño convoy al mando del capitán de fragata don José de Rada partió de la Habana transportando un cargamento de víveres y una fuerza de 500 hombres para reforzar la guarnición de Mobila. Tras varios días de navegación, Rada llegó a la entrada de la bahía de Mobila, que no se atrevió a sobrepasar por haber encontrado, según sus palabras, "alguna variación en el canal"; en efecto, el último huracán del mes de octubre hizo aparecer varios bancos de arena que dificultaron la entrada en la bahía. En su lugar, se dirigió a la boca del río Mississippi, donde dejó el convoy y regresó a la Habana.
Los británicos no se conformaron con la pérdida de Mobila, y el 3 de enero de 1871 una fuerza expedicionaria al mando del coronel von Hanxleden escoltada por las fragatas Mentor y Hound zarpó de Pensacola para recuperar Mobila. Tras cruzar la entrada a la bahía, el 7 de enero la fuerza británica se presentó al alba ante Mobila. El ataque cogió por sorpresa a los españoles, pues los confundieron con los compatriotas que esperaban procedentes de la Habana. Pero los españoles se rehicieron, contratacaron a los británicos a la bayoneta y lograron matar en la refriega al coronel británico. Muerto su coronel y atendiendo al elevado número de muertos y heridos, muchos de ellos oficiales, los británicos reembarcaron y regresaron a Pensacola.