Batalla librada en el pueblo de Urica, Venezuela (Edo. Anzoátegui), entre el general rebelde José Félix Ribas y el general realista don José Tomás Boves y que, a pesar de la victoria obtenida, los realistas sufrieron la desdichada muerte del general Boves.

Después de la victoria obtenida en Los Magüeyez el 9 de noviembre de 1814 sobre el coronel rebelde José Francisco Bermúdez, el general realista don José Tomás Boves se dirigió por Nuevo Mundo a Urica a reunirse con su segundo, el coronel Francisco Tomás Morales, quien había marchado hacia aquella zona desde Santa Rosa. Por su parte, tras su derrota, el coronel Bermúdez retornaba a Maturín, donde el general en jefe rebelde, José Félix Ribas, dispuso la ejecución de la ofensiva contra los realistas en Urica; operación que no se había llevado a cabo debido a la decisión de Bermúdez de ir a Los Magüeyez contra Boves.

Para esta empresa el general Ribas contaba con unos 2.000 hombres, encuadrados en dos batallones de Infantería y tres unidades de Caballería, a cuyo frente se hallaban José Tadeo Monagas, Pedro Zaraza, Manuel Cedeño, Francisco Parejo y otros. Al llegar al sitio de El Areo, Ribas formó dos columnas de Caballería de 180 hombres, las cuales recibieron el nombre de Rompelíneas, con Monagas y Zaraza de comandantes. Después de efectuar todos los preparativos para la batalla, el destacamento rebelde marchó durante la noche del 4 al 5 de diciembre, para amanecer en Urica frente a los realistas (ya Boves se había incorporado al lugar), desplegados en tres columnas en una gran sabana.

El ejército realista estaba formado por los célebres "Llaneros de Boves", que para la batalla contaban con dos batallones de Infantería y cuatro regimientos de Caballería, de fuerza variable.

Las hostilidades fueron iniciadas por Boves, cuando salió con su columna a enfrentarse a la que mandaba el coronel Bermúdez, quien pudo rechazar el ataque. Este éxito inicial de los rebeldes permitió a Ribas la colocación de sus hombres en línea de batalla y con ellos cargó contra los realistas, quienes respondieron con intenso fuego de artillería.

En este momento, Ribas ordenó que las columnas Rompelíneas de Caballería cargaran contra la columna derecha enemiga, lo cual fue ejecutado con éxito. Cuando Boves advirtió que su columna había sido envuelta, salió de su centro precipitadamente encabezando una carga de Caballería, con tal mala suerte que Boves pereció en el choque de una lanzada. El resto de las fuerzas realistas (centro e izquierda), cargaron contra la línea rebelde republicana y la envolvió, y con ello obtuvo la victoria en la batalla, a pesar de la muerte de su general. Las bajas fueron numerosas en ambos bandos.

La muerte del irreemplazable caudillo Boves a la edad de 31 años supuso un duro golpe para la causa realista.


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  • José Semprún Bullón. Capitanes y Virreyes. El esfuerzo bélico realista en la contienda de emancipación hispanoamericana. Colección Adalid. Ministerio de Defensa. Madrid, 1999. Páginas 106 y 309.