HISTORIA MILITAR DE ESPAÑA
Galería de Personajes



RAMIRO I (842 - 850)

Décimo rey de Asturias

Alfonso II murió sin hijos. Con él se extinguió la rama familiar de Don Pelayo, fundador del Reino de Asturias según la Historia. La elección del nuevo rey recayó en Ramiro, hijo de Bermudo I y de Numila de Navarra, nieto de aquel Fruela hermano de Alfonso I y, por tanto, nieto de Pedro, el famoso Duque de Cantabria que, a decir de algunos, fué el valedor del Reino de Asturias en la sombra en vida de Don Pelayo. Debido a la falta de hijos del rey Alfonso II, fué probablemente proclamado sucesor de Alfonso en vida de éste. Era sin duda un hombre cincuentón cuando asumió el poder real.

Al morir Alfonso II la fuerza del trono descansaba en la lucha contra el enemigo musulmán del sur y en el indudable prestigio del difunto monarca. El poder del nuevo rey se debilitó y Ramiro se vió obligado a reprimir con dureza frecuentes rebeldías, traiciones y discordias civiles durante los siete años de su reinado.

Fué un rey duro y justiciero, así como un hombre de temple recio y mano dura. Se le llamó "la vara de la justicia". Hizo desaparecer de Asturias a los bandidos a fuerza de sacar los ojos a cuantos caían en sus manos. Mandó exterminar en la hoguera a los magos y los adivinos, que eran un producto de la pobre cristianización de cierzas zonas del reino.

Ramiro I heredó de su sucesor el gusto por la construcción de iglesias y palacios. Incluso es posible que heredase algún arquitecto de talento, puesto que el estilo de la Cámara Santa, edificada en tiempos de Alfonso II, es muy similar al estilo de Santa María del Naranco, edificada por Ramiro I.

Sobre la colina del Naranco edifició varios palacios y una iglesia. Del conjunto tan sólo nos han llegado las iglesias de Santa María del Naranco y de San Miguel de Lillo, de las que son de destacar las bóvedas y los arcos, que no existían ni en las mezquitas musulmanas ni e las construcciones de Alfonso II. Constituyeron una novedad arquitectónica que tardó en ser superada más allá de los Pirineos.

Ramiro I murió de fiebre el 1 de febrero de 850 en su palacio del Naranco. Fué enterrado junto a su esposa Paterna en el panteón de Reyes de Oviedo. Le sucedió su hijo Ordoño I.




Los rebeldes a su ascensión al trono

Ramiro se hallaba en Castilla buscando esposa cuando sobrevino la muerte del rey Alfonso II. El "comes palatii", un magnate de la corte y cuñado del difunto rey llamado Nepociano se hizo proclamar rey. Al enterarse, Ramiro se dispuso a defender sus derechos. Levantó un ejército en Galicia y avanzó con él hacia Oviedo, llegando hasta el río Narcea. Allí las tropas de ambos adversarios se enfrentaron en el puente que cruza el río en la localidad de Corneliana. Pero las huestes de Nepociano se negaron a luchar y el usurpador tuvo que huir. Más tarde, Nepociano fué capturado en Pravia por los condes Scipión y Sonna. Le sacaron los ojos y se le encerró de por vida en un monasterio. De esta manera, en el verano del 842, Ramiro I, triunfante, se hizo ungir rey.

Posteriormente, un tal Androito fué nombrado nuevo "comes palatii". Este personaje organizó otra revuelta en connivencia con el encerrado Nepociano. Estalló de nuevo la lucha y Ramiro, tras vencerle, mandó que le sacaran igualmente los ojos.

El sucesor de Androito en el cargo de "comes palatii" fue un tal Piniolo, que nuevamente quiso capitanear otra revuelta. En la lucha que se originó fué vencido, capturado y ejecutado con sus siete hijos.


Ataques normandos en el 844

Los normandos llevaban años atacando las costas europeas. En el 843 habían aparecido en la desembocadura del río Loira, saqueado Nantes y llegado hasta Tours.

El 1 de agosto de 844 desembarcaron en Gijón procedentes del Garona. A los pocos días repitieron desembarco en Farum Brigantinum, en La Coruña. Los condes gallegos, alertados por el rey tras el desembarco en Gijón, atacaron a los normandos y les vencieron, matándoles muchos hombres y quemando 70 naves, según las crónicas. Los normandos levaron anclas y desaparecieron de aquellas costas. El 20 de agosto arribaron ante Lisboa, donde estuvieron durante trece días tratando de tomar sin éxito la ciudad.

Posteriormente tomaron primero Cádiz y luego Sevilla en tierras musulmanas. Allí fueron derrotados el 11 de noviembre por el eunuco Nasar al mando de las tropas del emir. Tras estos ataques, los normandos abandonaron definitivamente las costas españolas. Pocos meses despues obtuvieron un gran éxito, ya que lograrían conquistar la ciudad de París.


Repoblación de León y ataque musulmán en 846

El reinado de Ramiro I coincidió con el último tercio del emirato de Abd al-Rahman II. El emir se vió forzado a interrumpir su última ofensiva contra Asturias en el 841 para hacer frente a la importante rebelión de Muza ibn Muza entre 842 y 846 en el valle del Ebro, que levantó contra la autoridad cordobesa ayudado por su hermano Iñigo Arista de Pamplona.

Ramiro I aprovechó esos años de paz para realizar el primer intento de extender su reino fuera de las fronteras montañesas. Para eso inició la repoblación de la antigua ciudad levantada por los veteranos romanos de la Legio VII Gémina en tiempos pasados. Pero sofocada la rebelión de los Banu Casi, el emir levantó un ejército, lo puso a las órdenes de su hijo y futuro sucesor Muhammad y le ordenó atacar León y cortar de raiz todo intento de repoblación en la zona del río Esla.

Los musulmanes aparecieron ante los muros de la ciudad en el 846 equipados con máquinas de guerra. Encontraron la ciudad desierta, ya que los habitantes habían huido de nuevo a refugiarse hacia los montes. No obstante, Muhammad ordenó quemar las casas y desmantelar las fortificaciones. Éstas tenían un espesor de 17 ó 18 codos, por lo que no pudieron destruirlas completamente. Esta expedición de castigo obtuvo el éxito deseado, pues la ciudad de León no sería repoblada y consolidada definitivamente hasta 10 ñaños más tarde, en 856, reinando Ordoño I.

El emir no volvió a atacar el reino de Asturias, pues entre 847 y 849 realizó una campaña contra los francos.

La expedición del año 846 está muy bien documentada en los cronistas árabes. Por su parte, los cronistas cristianos afirman que Ramiro I "por dos veces peleó con los musulmanes y dos veces les venció". El problema es que no dicen ni donde ni cuando.

Punto de debate es la legendaria batalla de Clavijo que, según la tradición, fue ganada por Ramiro I en 844, el cual aprovechó el éxito con la toma de Calahorra. Asi mismo, la tradición afirma que tras la batalla, Ramiro libró a Asturias del Tributo de las 100 Doncellas e impuso el Voto de Santiago como acción de gracias. Sánchez Albornoz ha desmontado esta leyenda, demostrando sin lugar a dudas que se trata de la segunda batalla de Albelda, ganada por su hijo Ordoño I y García Íñiguez Arista


Los jueces castellanos

Los colonos y repobladores de la zona oriental del reino reconocían al rey Ramiro, pero éste era incapaz de ejercer una justicia eficaz en la zona. Como ejemplo que ilustre el estado de cosas, un tal Rebelio, señor cántabro partidario de Nepociano, había obtenido de éste la propiedad del monasterio de San Juan del Castillo, que dependía del de Santa María del Puerto. A pesar de la derrota de Nepociano, Rebelio siguió con la propiedad hasta que los monjes de Santa María lograron hacer valer sus derechos en tiempos del siguiente rey, Ordoño I.

La dificil geografía de la zona también tuvo mucho que ver en la situación, ya que el camino hasta Oviedo primero y León despues era muy largo. Además, el derecho, basado en el Fuero Juzgo visigodo, era muy complicado y exigía el cumplimiento de sentencias en unos plazos de tiempo que las largas distancias impedían cumplir. En definitiva, los colonos no podían esperar de la corte de Oviedo una justicia rápida ni la protección militar apetecida.

Por estas razones, los habitantes de la zona obtuvieron el permiso real para elegir dos jueces, con atribuciones casi condales, para dirimir pleitos sin tener que desplazarse hasta Oviedo o León. La leyenda menciona los nombres de los dos primeros jueces: Nuño Rasura y Laín Calvo (Flaginus). Según el poema de Fernán González, éste desciende del primero de los mencionados, y el Cid Campeador del segundo. Se especula con la posibilidad de que Nuño Rasura fuese el conde Nuño Nuñez, repoblador de Brañosera.


La frontera

Si bien las zonas al sur del Duero seguían yermas y deshabitadas, los cristianos de Álava y "la región de los castillos" tenían la frontera musulmana inmediatamente frente a ellos, en la rona riojana. Las orillas al sur del Ebro desde Haro a Logroño habían vuelto a ser ocupadas por los musulmanes. Los cronistas árabes, al relatar las expediciones de sus ejércitos, hablan de Viguera, Arnedo, Calahorra y Nájera como de poblaciones sujetas al emir de Córdoba.

En la expedición de 837 se habían apoderado de un castillo a la entrada de Álava y Los Castillos, probablemente en el desfiladero de Pancorbo. Desde él y desde las demás posiciones situadas en la vertiente del rio Oja, especialmente desde Ibrillos, los musulmanes seguramente hostigarían a los cristianos, les dificularían la vida y harían lo imposible por razziar sus cosechas.

La primera línea defensiva de los cristianos fué la siguiente:

  • Fortaleza de Castrobarto, asentada sobre un monte de difícil subida, dominando a la vez las tierras de Losa y Villarcayo.

  • Torre de Tutela, llamada más tarde Tudela. Estaba situada al norte de Losa, en tierras alavesas.

  • Castro de Villalba, unas leguas al sur, sobre las alturas que separan los valles de Losa y Valdegovia, dominando los campos puestos en explotación por el obispo Juan de Valpuesta.

  • Torre de Alcedo, pueblo alavés cercano al Ebro; protegía los trabajos del obispo Fredulfo.

  • Castro Siero, más a occidente, en las estrechas gargantas de la región alta del Ebro, donde a mediados de siglo aparecería el magnate Fernando velando por la seguridad de toda esta tierra.

Más tarde, cuando la colonización ocupó metódicamente las orillas del Ebro desde Valdenoceda hasta Miranda, surgen otros castillos:

  • Castillo de Cuevarana, junto a Peñahorada, para impedir la entrada en Trespaderne.
  • Castillos de Tetelia y Mijancos, para la defensa del valle de Tovalina.
  • Castillos de Frías y Lantarón, edificados frente a las defensas musulmanas de Pancorvo, para cerrar la entrada a Castilla desde la Rioja.



FUENTES: