Tomado de Manuel Monfort en su Historia de la guerra de Cuba, obra publicada en la Tipografía del Boletín Mercantil, Puerto Rico, en 1896.

"El masón Picornell en Venezuela traicionó a España cuando la guerra separatista; Iturrigaray y el cura Hidalgo procedieron de idéntica manera en Méjico; Miranda en Guatemala; Don Miguel Sierra, capitán de navío, también masón, capituló en Buenos Aires, disponiendo de trece buques de combate y fuerza superior a los rebeldes; el capitán Coy obró igualmente en la importante plaza del Callao (Perú) y los capitanes de Marina Espino y Capaz se rindieron a los separatistas mejicanos.

"Larrazábal, diputado por Panamá en las Cortes de Cádiz y afiliado a las logias, fue de los primeros que empuñaron las armas contra España, después de haber pronunciado heréticos discursos en las Cámaras de la Nación, y Olmedo, poeta ecuatoriano, el cantor a la victoria de Junín y diputado en las Constituyentes gaditanas, por Guayaquil, siguió la misma conducta."

"Esto se explica fácilmente, si tenemos en cuenta que la masonería española siempre ha estado sometida a poderes extranjeros. Masones eran todos los titulados "Soles de Bolívar", de la logia ubicada en la calle de Mercaderes de la Habana, contumaces insurgentes y conspiradores en tiempo del general Excmo. Sr. Don Dionisio Vives."

"Luego es cosa averiguada que las logias trabajaron en la separación del que fue continente americano español. Por ellas vino a España el oro que en la ciudad de Cádiz y en otras partes, compró las conciencias y voluntades del ejército que debía pasar a América[01]. De las logias se expidieron las proclamas revolucionarias impresas en París y en Londres, en que los agentes del separatismo llamaban al pueblo español a las armas, para evitar que fuesen tropas a nuestras posesiones; ni más ni menos que lo sucedido hoy en la guerra de Cuba, porque en todas nuestras luchas en las posesiones de América, se repiten con iguales circunstancias los mismos hechos."

"El señor Reparaz, en un luminoso escrito, describe magistralmente la masonería, y dice así:

    "Málaga y Cádiz, ciudades sobre todo la primera, en que de antiguo existen gentes capaces de abrazar todas las causas, eran las más trabajadas por los agentes americanos que prodigaban oro para que fracasase la expedición preparada contra ellos... la rica casa gaditana de don Tomás Istúriz, diputado que había sido de las Cortes ordinarias y escapado ahora de la condena de presidio que contra él fulminó el rey Fernando VII, era la que más trabajaba para que no embarcase el ejército expedicionario, valiéndose de la sociedad masónica, cuyos afiliados habían crecido a manera que progresaba la tiranía. Llevaban la dirección del asunto don Javier Istúriz, hermano de don Tomás, y don Antonio Alcalá Galiano. La logia que presidía Istúriz tenía el nombre de "Soberano Capítulo", y la madre de las demás logias de la ciudad y próximas poblaciones el de "Taller Sublime".

"Así habla en su libro titulado Historias don Eugenio García Ruiz, republicano y ministro que fue de la República y con mayor claridad y copia de noticias otros muchos autores españoles y extranjeros."

"El propio Riego y su digno compañero Quiroga, confesaron el auxilio de los americanos. Alcalá Galiano, que al principio lo quiso negar, luego no pudo."

"Escritores argentinos y chilenos han contado esta sucia historia sin tapujos ni rodeos, y hoy se sabe de diputados en las Cortes del 20 al 23, que, después de haber hecho muy bien su papel de furibundos liberales, se fueron a América a darse muy buena vida, gozando del dinero que, por hacerlo a gusto de los separatistas, les pagaron estos."

"Uno de los representantes de Cuba en aquellas Cortes, fué el presbítero don Félix Varela. Era liberalísimo, y al abolirse el régimen constitucional tuvo que emigrar a los Estados Unidos. No le echaron de menos los separatistas, porque en su lugar quedaron don José Antonio Saco y don José de la Luz Caballero. Aquel le sucedió en la cátedra del colegio de San Carlos, y entre todos fundaron las primeras sociedades secretas."

"De aquí arrojaban leña al fuego, mandando decretos disparatados, y además [por si esto era poco] soldados alzados en Cádiz, los cuales llevaron a Cuba el mismo espíritu sedicioso de que habían dado tan vergonzosa muestra, quisieron repetir en la Habana el pronunciamiento de las Cabezas de San Juan, y en agosto de 1823 intentaron, ayudados de muchos insulares, proclamar la Constitución. El general Vives suprimió los periódicos bullangueros, desarmó la milicia y dominó el alzamiento."




[01] El autor se refiere a la traición del coronel Quiroga y del teniente coronel Riego, cuando se alzaron en armas en Cabezas de San Juan en enero de 1820, evitando con ello que el ejército expedicionario español destinado a reforzar el exhausto ejército del general Morilla pudiera cruzar el Atlántico, reforzando con ello la posición de los rebeldes independentistas. En el ejército colombiano así se celebra, y se considera a Riego como un traidor a su Patria y a su Rey.

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