Preparativos secretos durante sesi meses para reunir en barcelona un ejército expedicionario para recuperar la isla de Sicilia.
En diciembre de 1717 el marqués de Lede reembarcó parte del ejército expedicionario que había conquistado Cerdeña. Tras llegar a Barcelona, se nombró al marqués como Director de Infantería, y los ocho batallones de los dos regimientos de Guardias Reales fueron enviados a Aragón para descansar y reemplazar sus bajas, con el objeto, nunca declarado, de prepararse para una posible nueva expedición.
Pronto comenzaron los preparativos para una nueva expedición contra Sicilia. Los bastimentos de transporte que regresaron de Cerdeña quedaron fletados a cuenta del erario, y numerosos barcos nacionales y extranjeros que entraron en los puestos españoles en aquellas primeras semanas de 1718 quedaban embargados, lo que provocó numerosas quejas. De las provincias del interior de la península se trasladaron tropas a los puertos de la Armada. En las provincias del antiguo reino de Aragón, Navarra y Vizcaya se acarrearon municiones y materiales hacia Barcelona, donde se iba acumulando el material, armamento y vestuario para la expedición.
En 1718 se hizo una reforma del ejército español, de forma que se sustituyeron los antiguos nombres de los regimientos, muchos de ellos procedentes de los nombres de sus coroneles o de algunas provincias, por otros nuevos. Esta medida afectó a 40 regimientos de Infantería española (67 batallones), 24 regimientos de Infantería extranjera (24 batallones), 23 regimientos de Caballería (65 escuadrones) y 10 regimientos de Dragones (10 escuadrones). La Infantería de Marina quedó organizada en cinco batallones. Este esfuerzo se realizó con la mente puesta en la inminente expedición que el rey Felipe V quería lanzar sobre Sicilia.
El número de Dragones por regimiento se dobló, aumentando de los 300 efectivos que tenían entonces hasta completar el número de 600, encuadrados en cuatro escuadrones de 150 dragones cada uno. Para la expedición a Sicilia se reunieron 3.600 dragones, encuadrados en 24 escuadrones procedentes de seis regimientos: Batavia, Frisia, Tarragona, Edimburgo, Numancia y Lusitania. De ellos, Frisia (cuyo anterior nombre había sido Vandoma) y Lusitania, al mando de los coroneles Pedro Chateaufort y Jaime de Guzmán, conde de Pezuela y futuro marqués de la Mina, ya habían participado en la campaña de Cerdeña
El número de jinetes por escuadrón de Caballería de los designados para la campaña aumentó hasta completar los 120 jinetes. Para la expedición se reunieron 2.880 jinetes, encuadrados en 24 escuadrones procedentes de ocho regimientos de Caballería con 360 jinetes y tres escuadrones cada uno: Borbón, Farnesio, Milán, Barcelona, Brabante, Flandes, Andalucía y Salamanca.
En los cuerpos de Infantería de preferencia se aumentaron diez hombres por compañía. Se ordenó una leva de voluntarios y se formaron nuevos batallones, a los que se distinguió con nombres de ciudades italianas: Mesina, Palermo, Valdesmasara, Valdenoto, Toscana, Liguria, Cerdeña e Italia. Para la expedición se reunieron 35 batallones: 8 batallones de Guardias Reales de 600 hombres cada uno, y 27 batallones de Infantería española y extranjera de 650 hombres cada uno, con un total de 22.250 soldados encuadrados en 21 regimientos: Guardias Reales Españoles y Valonas, Castilla, Guadalajara, Saboya, Córdoba, Burgos, Valladolid, Cantabria, Asturias, Madrid, Navarra, Aragón, Nápoles, Milán, Irlanda, Ibernia, Ultonia, Borgoña, Utrech y Henau. De ellos, los dos regimientos de Guardias Reales y los de Burgos y Henau habían participado en la campaña de Cerdeña.
Todos estos esfuerzos lograron que a mediados de junio de 1718 se hubiera reunido un ejército expedicionario formado por unos 29.000 soldados encuadrados en 35 batallones de Infantería y 48 escuadrones de Caballería y Dragones pertenecientes a 36 regimientos.
Como en la campaña de Cerdeña, la Artillería volvió a estar al mando del coronel don Sebastián de Matamoros, jefe del Regimiento de Artillería, unidad con antigüedad del 2 de mayo de 1718 y que embarcó para la expedición a Sicilia con 650 artilleros encuadrados en un único batallón. Además, había una compañía de Obreros formada por tres oficiales, dos sargentos de Herrería y 92 hombres de diferentes oficios: carreteros, carpinteros, herreros, serradores, armeros, delineadores, torneros, cuberos, linterneros y un fundidor de batas. El coronel Matamoros contaba con un Estado Mayor formado por tres coroneles, tres tenientes coroneles, 21 comisarios de Artillería, diez capitanes de cañón y diez encargados del parque de Artillería.
Se reunió un tren de Artillería estaba formado por 118 cañones de bronce y 26 morteros, de diferentes calibres, unas 50.000 balas de cañón, unas 53.000 bombas y granadas, y un numeroso conjunto de útiles para una guerra de asedio y campaña, entre los que destacamos los 26.000 instrumentos de gastador (palas, zapapicos, azadas, marrazos y hachas), 40.000 sacos de tierra y 6.000 espuertas.
El Ingeniero General don Jorge Próspero de Verboom fue nombrado Jefe de Ingenieros y Cuartel Maestre del ejército expedicionario, al mando de 53 oficiales del Real Cuerpo de Ingenieros.
A primeros del año 1718, nueve batallones de Infantería (dos del regimiento de Navarra, dos de Asturias, dos de Bruselas, uno de Aragón, uno de Madrid y uno de Milán), y los seis escuadrones de Caballería de los regimientos de Flandes y Brabante embarcaron en Ceuta, Cádiz, Málaga, Alicante y Cartagena rumbo a Cerdeña. El 26 de febrero de 1718, zarparon de Barcelona, también con destino a Cerdeña, los ocho escuadrones de los regimientos de Dragones de Numancia y Lusitania. Con ellos iba el teniente general don Gonzalo Chacón, hermano del marqués de Orellana, destinado a Cerdeña como gobernador de la isla. Haría el relevo a el teniente general don José Armendáriz, a quien el rey había concedido el mando del regimiento de Guardias Reales españolas. Tras el desembarco de estas fuerzas, quedaron en la isla 16 batallones de Infantería y 20 escuadrones de Caballería y Dragones.
En el mes de abril, los dos regimientos de Guardias Reales y los dos de Caballería de Farnesio y Andalucía llegaron a Barcelona procedentes de Aragón, donde habían pasado el invierno; de Valencia lo hicieron los regimientos de Caballería de Milán y Salamanca. El resto del ejército expedicionario fue aproximándose a Barcelona, quedando las más distantes a tres días de marcha. El capitán general de Cataluña, don Francisco Pío de Saboya, marqués de Castel-Rodrigo y príncipe de San Gregorio, tuvo que hacerse cargo de las fuerzas sin estar aún en el secreto de la expedición.
Don José Patiño, en su cargo de Intendente de Marina, de inferior categoría, se las arregló para no enfrentarse con el capitán general, bien por su temple más tranquilo y diplomático, bien porque esgrimiera órdenes directas del rey o del primer ministro el cardenal Alberoni. Todos los días atracaban en el puerto de Barcelona buques con materiales, trigo, cebada y demás efectos. Otros lo hacían vacíos, fletados por orden del rey, mientras se reunían los trenes de Artillería de batir y de campaña. Desde principios de mayo llegaron a Barcelona varios navíos de guerra procedentes de Cádiz, Málaga, Alicante y Cartagena, y los de transporte que habían llevado tropas a la isla de Cerdeña. También llegó algún buque procedente de Génova, con dinero para ayudar a financiar la expedición.
El 10 de mayo Patiño se presentó en Barcelona procedente de Cádiz, tras haber pasado breves instantes en la Corte para informar y recibir nuevas instrucciones del rey. Su llegada a la capital del Principado produjo una explosión de actividad con objeto de preparar el embarque del ejército. Se prepararon pesebres para los caballos y se embarcó en cada buque de transporte lo correspondiente en sacos a un mes de cebada y paja para estos animales; se embarcaron también víveres de tropa para un mes, y se pagó a los capitanes y patrones de los buques un peso por oficial embarcado para hacer frente a su manutención.
Se sacaron de las Atarazaras de Barcelona los cañones y morteros de los trenes de Artillería y toda la munición y el material de Artillería. Todo se colocó en cargas el llano del muelle, fuera de la Puerta del Mar, debidamente ordenadas, separadas y señalizadas con banderas y gallardetes de diferentes colores para indicar la clase de material que llevaba cada carga. El Preboste General del ejército, don Espíritu Pascali, ”que era vivo y de la confianza de Patiño”, fue uno de los responsables de que el embarque del ejército se realizara con rapidez y sin confusión alguna. A finales del mes de mayo toda la Artillería, municiones y víveres quedaron embarcados.
El 21 de mayo, el marqués de Lede llegó a Barcelona y quedó al mando del ejército expedicionario. Poco después lo hizo el jefe de escuadra don Antonio Castañeda, quien quedó al mando de la flota. Ésta estaba formada por 439 barcos de escolta y de transporte:
40 buques de escolta: 12 navíos de guerra, 17 fragatas, 7 galeras, 2 brulotes y 2 balandras, con un total de 1.360 cañones y una tripulación de 10.110 hombres.
399 buques de transporte de tropas, material, víveres y municiones: 276 navíos de transporte y 123 tartanas.
Simultáneamente, y durante el tiempo que duró la campaña, para reforzar y mantener el esfuerzo de guerra de la expedición a Sicilia, entre el 10 de febrero de 1718 y 31 de julio de 1720 se reclutaron 31.730 soldados adicionales en la península y en la propia Sicilia:
24.570 soldados de Infantería para encuadrarlos en 36 nuevos batallones para 27 regimientos de Infantería, algunos de nueva creación.
1.160 jinetes para encuadrarlos en un escuadrón de Guardias de Corps Flamenca de 200 plazas y seis escuadrones de 160 jinetes cada uno, pertenecientes a dos nuevos regimientos de Caballería de 480 plazas cada uno: Orán y Sicilia.
6.000 dragones para crear 40 nuevos escuadrones de 10 nuevos regimientos de Dragones: Ampurdán, Rivagorza, Zaragoza, Mérida, Palma, Llerena, Francia, Cartagena, Jerez y Caller.
Entre el 1 y el 10 de junio embarcaron la Caballería y los equipajes de los generales y oficiales. Del 10 al 19 de junio embarcó toda la Infantería. El 16 de junio lo hizo el marqués de Lede, don José Patiño, todos los generales y el Estado Mayor del ejército.
El Estado mayor del ejército expedicionario estaba formado por trece personas:
El generalato del ejército estaba formado por 44 oficiales: nueve tenientes generales, doce mariscales de campo, y veintitrés brigadieres.
En resumen, el ejército expedicionario español para la campaña de Sicilia estaba formado por casi 40.000 efectivos:
FUENTES:
Bacallar y Sanna, Vicente. Comentarios a la guerra de España, e historia de su rey Phelipe V, el Animoso, Tomo II. Biblioteca Nacional de España. 456 páginas, 31,6 MB.
Guzmán-Dávalos y Spínola, Jaime de, marqués de la Mina. Planos de la guerra de Cerdeña y Sicilia. Biblioteca Nacional de España. MSS 6408. 80 páginas, 17,2 MB.
Guzmán-Dávalos y Spínola, Jaime de, marqués de la Mina. Expedición de Cerdeña y Sicilia. Biblioteca Nacional de España. MSS 10524. 846 páginas, 122,9 MB.