AHN. TS-R. Expediente 50.3. Folios 533 a 535.

Lo ocurrido en Samar.

Según fiel declaración de los cabos, tambor y asistente del teniente don Ramón Marco Mir, serían las diez de la mañana del día 24 de julio, hora en que empezaron a atacar la referida posición, y serían las dos de la tarde cuando el teniente Sanz mandó a un sargento moro fuera de la posición hablar con los moros, habiendo salido en uniforme y armas, y al regreso vino vestido de moro, y ya no entró en la posición; a la misma hora, de las dos, empezó el teniente Sanz hablar con los moros de las cabilas inmediatas y a darles la mano por la ventana, diciéndole acto seguido al teniente Marco que entregaran el armamento, y la posición, y que él era responsable de la vida de todos, y responder de las armas, contestando el teniente Marco que él no habandonaba (sic) la posición, porque en el momento que salieran de la posición los matarían, insistiendo en que la entregara hasta la puesta del sol proximamente, primero el referido teniente Sanz, y después también el médico (ilegible), negándose a ello tantas veces como se lo propusieron el teniente Marco, haciéndole la observación el teniente Marco al teniente Sanz que si la traían 3 ó 4 moros de la cabilas para su confianza y de la tropa, que únicamente en este caso ¿cedería?, prueva (sic) segurísima que yendo los moros entre los soldados no harían fuego, contestando el teniente sanz que no hacía falta nada de eso, puesto que los policías moros que estaban a sus órdenes, eran familias de todas aquellas cabilas, y que él respondía con su vida de que nada les pasaría a todos, puesto que al hacer fuego los matarían a él como a todos los demás, y qué mal iba a desear él para sí mismo.

Convencido el teniente Marco por estas razones abrieron la puerta, y entonces los moros que estaban fuera en numerosa cantidad iban pidiendo las armas, según dispuso el teniente Sanz, nos pusimos en marcha, con todos los oficiales, y cuando llevábamos andando unos cien metros o por ahí, vimos que varios moros de la policía de los que estaban con nosotros en la posición se quedaron en el mismo fuerte, y entonces nuestro teniente Marco le dijo al teniente Sanz: "oye, ¿no decías que la policía nos acompañaba?", contestando el teniente de la policía que aquellos se quedaban para hacer guardia para que nadie sacara nada del fuerte, y entonces dijo nuestro teniente "el fuerte va a ser la que nos van a dar a nosotros, que íbamos a morir sin defensa por culpa tuya", y al terminar estas palabras nuestro teniente cogieron los caballos que hasta entonces llevaban los asistentes, y entonces les dijo nuestro teniente "oye, Sanz, deja el caballo que nos vas hacer mala partida", contestando el teniente de la policía, "mala partida no", y terminando de decir esta palabras se montaron muy deprisa el teniente Sanz y el capitán médico y en su salida (ilegible) del teniente nuestro y nosotros, atropelló y (ilegible) al cabo Hrolologo, y al separarse de nuestro teniente, y de todos nosotros, le dijo nuestro teniente "traidor, nos has vendido, traidor de tu patria", y cuando iba corriendo le oimos todos decifr "ahí lo teneis, todo para vosotros", y al terminar de decir estas palabras nos empezaron a hacer fuego, y entonces nos dijo nuestro teniente "hijos míos, somos muertos, salvarse los que podais, y el que se salve, que diga la verdad".

Esto nos dijo a todos en voz alta, y a estas palabras de nuestro teniente cada uno empezamos a correr por donde podíamos, y el tambor Angel Torres, que iba al lado de nuestro teniente, vio que un policía montado a caballo les dió el alto, y nos disparó un tiro que nos nos dió a ninguno de los dos. Echamos a correr y después volvimos a pararnos y disparó otro tiro y entonces fue cuando vió caer a nuestro teniente a tierra, salioendo el tambor corriendo para la plaza, y ya no vió mas.

Melilla, 30 de julio de 1921
Cabo José Salmerón Marín (rubricado).
Cabo Mario Hidalgo Hidalgo (rubricado).
Tambor Ángel Torres (rubricado).