AHN. TS-R. Expediente 50.2. Folios 406 vuelto a 409 vuelto.

Al margen: Declaración del testigo Alférez Don Ildefenso Ruiz-Tapiador y Guadalupe.

Al centro: En Melilla a veintisiete de Agosto de mil novecientos veintiuno, ante el Señor General de División Juez Instructor y el infrascrito Secretario, compareció el testigo anotado al margen, en virtud de la orden general del Alto Comisario del día veinte del corriente, unida al folio doscientos setenta y siete de esta información. Advertido el testigo de la obligación que tiene de decir verdad y de las penas en que incurre el reo de falso testimonio, fue juramentado según su clase y

PREGUNTADO por las generales de la ley, dijo llamarse Don Ildefonso Ruiz-Tapiador y Guadalupe, ser alférez del Regimiento de Infantería "San Fernando" número once, de veinte años de edad y de estado soltero.

PREGUNTADO en qué posición se hallaba el día veintidos de julio y de cual fuera dependiente, dijo que se hhalaba en Dar Azugaj, dependiente de Istigüen, en la circunscripción de Drius.

PREGUNTADO por la estructura de dicha posición y cuales fueran sus comunicaciones, sus defensas, aguadas, líneas de enlace y capacidad de resistencia, dijo que la posición estaba rodeada por un simple parapeto de piedra en buenas condiciones y por alambrada muy deficiente; comunicaba por teléfono con Drius y con Istigüen, teniendo un camino que enlazaba la posición con la carretera Drius-Batel y otro que bajaba al río Kert, en donde estaba la aguada a kilómetro y medio, siendo a su juicio en conjunto la posición débil por el defecto de alambrada y falta de elementos, cumpliendo a su parecer el único objeto de proteger un paso del río, en invierno, y en cierto modo la carretera, aunque estaba a dos kilómetros de distancia.

PREGUNTADO qué fuerzas la guarnecían y elementos con que contaba, dijo que tenía unos treinta y cinco hombres de su Cuerpo, incluyendo en este mismo las tres avanzadillas, guarnecidad por cuatro hombres y un comandante cada una. Tenía seis cajas de municiones, veinte granadas de mano, careciendo de depósito de víveres, de los que le abastecían diariamente por medio de envío que le hacía su compañía desde IstiGúen.

PREGUNTADO qué síntomas precursores de los sucesos observara, dijo que terminado un permiso que disfrutaba, tomó el mando de la posición el día veinte de julio, sin observar nada hasta el veintidos, que vio arder la posición de Ben-Tieb y fuerzas que desde este punto marchaban a Drius, lo cual, unido a referencias telefónicas de que se había evacuado Anual, le dieron cuenta de la anormalidad de la situación.

PREGUNTADO como se desarrollaron los sucesos en su posición, dijo que el día veintidos por la noche le dijo por teléfono su capitán desde Istigüen que al día siguiente se retiraría la columna de Drius a Batel, sin tener orden para las posiciones de que se trata. El veintitres quedó incomunicado Drius con Istigüen y con Dar-Azugaj, quedando solo comunicación entre estos dos últimos puntos. En su vista, y por orden del capitán, envió un soldado montado a Drius a pedir órdenes para ambas posiciones, recibiendo del Tedniente Coronel Pérez Ortiz, Jefe de la circunscripción, la de "mantenerse hasta que se les ordenara y que Istigüen haga el convoy a Drius como de ordinario". Salió el convoy, que fue atacado, aunque le escoltaban un oficial y veinticinco hombres. Después recibió orden de su capitán de sacar la fuerza al parapeto para proteger la retirada de aquel desde Istigüen a Dar-Azugaj, la que no pudo efectuar por haber sido hostilizados por el enemigo en el trayecto, muriendo el capitán y llegando a Dar Azugaj solamente cinco hombres sin armamento y catorce heridos, a los que solo se pudo atender elementalmente, por carecer de medicamentos.

Al comenzar el paso de las fuerzas por la carretera de Drius a Batel, Dar-Azugaj comenzó a ser hostilizada y empezaron a producirse privaciones por falta de víveres y de agua, al no llegar ningún convoy. Al llegar la cabeza de la columna en retirada a Uestia, a la vista de la posición del declarante, les hizo señas por si podían socorrerle o proteger su retirada, y como no fuera atendido, mandó a dos soldados con un escrito suyo pidiendo al Jefe de la columna socorro, no habiéndole atendido por la columna, aunque posteriormente se enteró de que se había entregado su escrito al General Navarro que la mandaba. Siguió la posición siendo tiroteada por el enemigo, falto de agua y de víveres, y sufriendo un fuerte ataque durante los días veintitres y veinticuatro, llegando los moros a la alambrada y rechazándolos con granadas de mano. En situación tan crítica y decaida ya la moral de la tropa, llegó por la tarde a la posición un soldado que venía de parte del Hach-Amar y Burrajai, que decían haber convenido con el General Navarro llevarles a la posición de Batel, proposición que confirmó el cantinero, que llegó poco después. Negose el testigo a tratar en un principio, pero en vista de las cincunstancias cada vez más apremiantes, accedió a hablar con el Hach-Amar, con el que convinieron en salir de noche de la posición, entregándola al enemigo, pero conservando las armas, que serían llevadas en caballos, así como los heridos. Estaban aguardando estos caballos, cuando sufrieron una descarga cerrada de una cincuenta fusiles, hallándose indefensos y sentados. Esto produjo la desvandada de la fuerza, a la que siguió poco después el declarante reflexionando que no podía adoptar otro partido, dada la situación en que se encontraba y la traición de que había sido víctima.

Alejados de la posición, se escondieron entre unas matas, durmiéndose el testigo, que al despuntar el día siguiente se encontró habían desaparecido los soldados, quedando allí dos cadáveres. Encaminose a Batel por el Kert, tardando en llegar algunos días, y marchando solo por la cuenca del río. Se encontró a Batel en poder del enemigo, siendo capturado por los moros que le llevaron a Tistutin y de allí al pozo número dos de la Comandancia de Ingenieros, donde le dejaron con dos cabos y cinco soldados que allí había prisioneros. El día cinco del corriente por la noche lograron evadirse y atravesando una zona montañosa primero y las llanuras de M'Talza después, pudieron alcanzar el territorio francés, siendo en su trayecto cogidos dos veces por los moros, de los cuales consiguieron matar a dos, uno de ellos armado de fusil, y escapar, aunque desnudos por haber sido despojados de sus ropas y robados por los indígenas, a buscar la protección de la avnzadilla frandesa de Montagne, perteneciente a la posición de Argüenza.

PREGUNTADO si tiene algo que añadir o rectificar en su declaración, dijo que no.

En este estado el Señor General Instructor dispuso dar por terminada esta declaración, que leyó el testigo por sí mismo, ratificándose en ella en descargo del juramento prestado y firmándola con el Señor General Instructor, de los que certifico.

Ildefonso Ruiz-Tapiador, rubricado.
Juan Picasso, rubricado.
Juan Martínez de la Vega, rubricado.