AHN. TS-R. Expediente 50.10. Folios 2245 a 2257.

Excmo. Sr.:

Don Juan Picasso González, general de División, juez instructor de la presente información, tiene el honor de exponer a V.E., como resumen de las actuaciones, lo siguiente:

VII

ANNUAL


Situación de Annual subsiguiente a la pérdida de Igueriben .- El abandono de Igueriben hizo flaquear el frente, y la línea de Annual quedó descubierta y más directamente expuesta a la amenaza del enemigo, que acentuando, de otra manera, el movimiento envolvente de la posición con peligro de atenazarl, determinaba la situación verdaderamente insostenible, cuya gravedad apreciara el Mando en sus demandas apremiantes de socorro, manifestando hallarse cercado en Annual.

Desde la recogida de las fuerzas a la posición el 21 y durante la primera noche estuvo el enemigo hostilizándola con su fuego. Al principio de ella, la posición "C" pidió auxilio, sin que por el campamento ni por la inmediata de Izumar le fuese prestado - folio 1.155 -, viéndose obligada la fuerza de la avanzadilla a abandonarla y refugiarse en la posición; también quedó cortada la comunicación telefónica, y la moral de las tropas se notaba harto decaída con el giro desfavorable de los sucesos.

Resolución adoptada en vista de las circunstancias.- La consideración del grave estado a que se había llegado hubo de aconsejar en el ánimo del Comandante general la reunión de los jefes de unidades estantes en Annual en la noche del expresado día, en la que expusiera descarnadamente la situación, a tenor de las declaraciones de los folios 648 vuelto, 1.117 vuelto y 1.144, haciéndose examen detenido de las graves circunstancias del caso y partidos que en su vista pudieran ser adoptados, aceptándose, en principio, la decisión de replegar las fuerzas a una línea más retrasada, para hacerse fuerte en ella, en espera de los refuerzos solicitados, fijándose en este concepto, límite de retirada el frente Ben-Tieb - Beni-Said, recogiendo antes las posiciones que fuese posible.

Así lo expresa el Comandante general en telegrama de las cuatro cincuenta y cinco del día 22 - folio 55 -, que dirige al Ministerio, y cuyo texto más completo y explícito, compulsado con el original, se inserta al 1.994 -, pintando su desesperada situación, con decisión de tomar las determinaciones urgentísimas del caso, que adoptaría aceptando toda su responsabilidad.

Petición incongruente.- Mas es dado inferir que no hubiera entrado en sus previsiones la inminencia de tan grave contratiempo ni medido las consecuencias cuando en telegrama del día anterior, 21 - folio 566 -, entre otros refuerzos, pídese por orden del Comandante general el envío, de suma necesidad, de un batallón de ferrocarriles y material Decauville suficiente para establecer una línea desde Tistutin a Ben-Tieb, por la que se verificase el abastecimiento y transporte de elementos.

Opiniones vertidas en la reunión.- Expuesto en la reunión por el Comandante general lo apurado de la situación, hubo diversidad de pareceres en cuanto a la decisión que pudiera tomarse. Estimaban unos que debía extremarse la resistencia a todo trance en la posición, a lo que se argüía la falta de recursos de todo género para mantenerse allí, municiones, víveres, agua, sin que hubiese quien los trajera ni pudiese acudir al socorro en el lapso o espera razonable de los que pudieran venir de fuera, como se había pedido; otros optaban por la retirada en regla, por sus obligados términos, a lo que objetaba el coronel Morales, de la Policía, de manera reticente, que era ya "tarde" para retirarse y no podría llegarse a Ben-Tieb, sin aclarar el concepto; que bien pudiera atribuirse, a posteriori, a desconfianza de las propias fuerzas indígenas, noticia o presunción del inminente levantamiento de las armadas cabilas de retaguardia, en posesión del camino, acaso pensando en el escarmiento del Roghi en ocasión pasada análoga, evocada por diferentes testigos en el curso del expediente, si bien con conocimiento concreto de la falta opuesta de medios para prolongar la resistencia se decidiese de igual modo por la retirada; corriendo el riesgo de su dificultad; otros opinaban por el abandono clandestino de la posición, a fin de no atraer la atención del enemigo, y aun alguno propuso ponerse en inteligencia con el caudillo de la harka enemiga.

Partido que prevalece.- En resumen de cuentas, prevaleció el acuerdo de hacer la retirada "por sorpresa", para que fuese menos cruenta; que fuera el peor partido que pudo adoptarse, sobrecogiendo de este modo a las propias fuerzas y contribuyendo a aniquilar su moral, ya harto deprimida; y que bien considerado, con la frialdad que se juzgan hechos pretéritos, apartados de la influencia abrumadora de las circunstancias, piénsase hijo del aturdimiento e impremeditación del caso, y que algún testigo ha resumido en la conclusión de que para haber prevenido el mal provocado hubiera debido hacerse todo lo contrario de lo realizado.

Acuerdos para la ejecución de la retirada.- En cuanto a la materialidad de la evacuación, según el capitán de Estado Mayor Sabaté - folio 649 -, sólo muy superficialmente fue tratada en la reunión de referencia, aunque admitiendo como partido más conveniente hacerla por sorpresa, cual queda manifestado; así como, relativamente al momento de efectuarla, quedó a la marcha de los acontecimienos; recomendando el Comandante general, de cualquier modo, la más absoluta reserva, a fin de que la determinación no trascendiera a la tropa, sin decir nada ni aun a los oficiales hasta el momento de salir, a cuyo fin se llevaran únicamente los heridos y municiones, haciendo abandono de todo lo demás que existía en el campamento, como si se tratara de efectuar cualquier otra eventual función de armas.

Disposiciones preventivas.- Sólo el comandante de Ingenieros Alzugaray - folio 1.120 vuelto - habla de disposiciones acordadas en cuanto al orden particular de marcha de las unidades llegado el momento de la evacuación. El capitán Sabaté - folio 650 vuelto - consigna sólo las prevenciones acordadas en principio para asegurar la salida, dependientes de las de seguridad del campamento; pero con respecto a los términos concretos de la evacuación, ya dice que fueron tratados muy superficialmente, si bien de manera global indica que había de salir primero la impedimenta, constituida sólo por los heridos y municiones remanentes; luego la artillería y en último lugar la fusilería; lo cual es, sólo en esquema, preliminar. Los demás asistentes al acto no hacen mención de ello, y en todo caso está fuera de toda duda que no observaron, ni la forma precipitada en que se hizo la retirada induce a creer que se atendiera a ello, con ser esencial; juzgándose la resolución más congruente con los hechos la que indica el comandante de Artillería Ecija - folio 1.144 vuelto -, al aseverar quedó acordada en principio la evacuación; que se convino en guardar reserva sobre ella; que saliera la gente equipada a la ligera, como para otra función accidental, y en volverse a reunir para organizarla, y el mismo comandante Alzugaray manifiesta, al folio 1.118 vuelto, que el General dijo que a la mañana siguiente, a las seis, se organizaría la retirada. Los acontecimientos no dieron, empero, lugar a tomar otras disposiciones - aparte los servicios de protección del campamento y caminos de que habla el capitán Sabaté - que apresurar inconsiderablemente la salida de las fracciones sueltas, sin concluir de formar, desunidas, sin gobierno, favoreciendo el germen de su interior descomposición.

Medidas de seguridad adoptadas.- Desde las primeras horas del día 22 el campamento empezó de nuevo a ser hostilizado, reinando en él la mayor incertidumbre, revelando el estado de los ánimos y la indecisión de las órdenes rápidas que se sucedían encontradas, muchas contradictorias y todas con el carácter de apremio denunciador de la intranquilidad, se dispuso, al fin, en la idea de continuar en la posición, el servicio de protección de aguada y del camino de Izumar con algún más refuerzo del acostumbrado, el primero por tres mías de Policía y las harkas auxiliares y algunas unidades peninsulares - folio 897 vuelto -, y el segundo por Regulares, dándose orden para efectuar la aguada los hombres solamente y acudiendo a ellas las fuerzas de Intendencia, a tenor de la declaración - folio 1.400 -, para proveer a la necesidad de su peculiar servicio. El ganado de Artillería llevaba dos días y medio sin beber por las vicisitudes de las operaciones - folio 1.177 -.

Más avanzado el día - folio 458 vuelto -, se dispuso ocupar también, por Regulares, las alturas que dominan el camino viejo de Annual. Las fuerzas de estas tropas, con las antedichas de Policía, establecidas en las lomas del otro lado de la aguada, en protección de ésta, venían a constituir una línea sensiblemente paralela exterior a la dirección del camino carretero de Izumar, el cual, en sus tres primeros kilómetros, se desarrolla por terreno ondulado hasta la falda de los montes de Beni-Ulixech, en que a media ladera, y haciendo lazos, ascendía a la posición de Izumar - folio 983 -.

Orden precipitada de salida.- Llamados los jefes de Cuerpo por el Comandante general a nueva reunión, les expuso su resolución de mantenerse en la posición en espera de los solicitados refuerzos; en este acto es avisado - folio 1.742 - de la aproximación de numerosas fuerzas rebeldes que venían sobre Annual, formadas en cinco columnas a modo de tropas Regulares, y esto fue ya el impulso decisivo que desbarató el primer momento por el fuego de las harkas que subían de Igueriben y del enemigo apostado en los poblados de Tayarinen y Sarfaa, que cruzaban los fuegos dentro del campamento, motivando que la salida fuese desordenada y en completa confusión.

Comenta el testigo capitán de Artillería Chacón - folio 1.177 vuelto - el triste espectáculo producido a la puerta de la tienda del general con ocasión de la decisión de la salida y las contestaciones que con este motivo se cambiaron, manifestaciones todas del estado moral bajo el que se emprendía la retirada, y que el testigo refleja bien gráficamente.

Aviso de la retirada.- Comunicó el Comandante general la resolución de la retirada al Alto Comisario en los términos que expresa el telegrama del folio 57, manifestando que, después de tomar acuerdo en Consejo de jefes, y ante el numeroso enemigo que ordenadamente se aproximaba, aumentando por momentos, y no contando más que cien cartuchos por plaza, ordenaba la retirada sobre Izumar y Ben-Tieb, haciendo todo lo posible para llegar a este punto.

Petición de refuerzos.- Al transmitir aquella autoridad al Gobierno el despacho con representación de la crítica situación producida en el territorio, expone la necesidad del envío de refuerzos "en la cuantía que estime Silvestre", y participa sus decisión de trasladarse a Melilla.

Últimas órdenes del Comandante general.- A la vez, el Comandante general previene al comandante del cañonero Laya, apostado en Sidi Dris, en telegrama de las 10:54 - folio 1.905 - de la resolución de su retirada, con encargo de que proteja a la guarnición de dicha posición y a la de Talilit, que se retiraría sobre Sidi-Dris; al general segundo jefe, en telegrama consecutivo de las 10:50 - folio 1.996 -, le ordena que el regimiento de Caballería de Alcántara adelante hacia Izumar para proteger la retirada, dando orden a la vez a las guarniciones de Talilit y Buimeyan de abandonar las posiciones y dirigirse, a la primera, según lo indicado, a Sidi-Dris o Afrau, como encontrara más fácil, y a la segunda, sobre Annual. A las fuerzas de Policía se las previno, a eso de las diez, que acordara la evacuación del campamento, adelantado como estaba el flanco más amenazado, protegerían la marcha de la columna de evacuación, retirándose luego, a su vez, cerrando la retaguardia de ella.

A los folios 1.997, 1.998, 1.999 y 2000 se insertan los telegramas de servicio relacionados con la evacuación en conformidad con las prevenciones anteriores.

Impremeditación de los términos de la retirada.- Determinada la evacuación del campamento, no obedeció ésta al orden, método ni prevenciones consiguientes a una operación de suyo tan comprometida como una retirada; se dispone apresuradamente, desunidas las fracciones de cada agrupación, incoherente, apremiando la salida de las unidades sin dar lugar a formarlas, provocando, por decirlo así, una precipitada fuga; pues como en media hora se hizo el desalojo del campamento, con abandono de material y equipajes y cuando constituía impedimenta, a fin de reservar el ganado sobrante para la conducción de heridos, como por admitir el General la idea - folio 1.144 vuelto - de que "no importaba se dejasen elementos en la posición para que, entretenidos los moros con este botín, no los hostilizasen en su retirada", siendo varias las citas que en las declaraciones se hacen de que el propio Comandante general instigaba y apremiaba para la salida - folios 1.145 y 1.229 vuelto -. Salen, pues, las unidades sueltas, incompletas, sin cohesión, sin mando en casos, buscando los capitanes sus agrupaciones o elementos, como puede seguirse por las declaraciones, y sin conocer en su generalidad el objeto ni la dirección de la inopinada marcha, siguiendo maquinalmente la ruta que llevaban las fracciones precedentes, y todas atropellándose y confundiéndose a la salida del campamento sin guardarse orden alguno, enunciación de citas que el caso describen serían interminable, todas unánimes en su lamentable fondo.

Desorden y atropellamiento de la marcha.- El capitán de Estado Mayor Sabaté dice al folio 651, que al observar este atropellamiento, introduciendo la desorganización las unas en las otras fracciones, y llamar por ello la atención del coronel Manella, jefe de la posición, marchó a caballo al punto de paso de los tres campamentos con el propósito de encauzar la evacuación que de aquella forma había comenzado; y allí, auxiliado por el veterinario Ulierte, que voluntariamente se le ofreció, y un sargento de Sanidad, procuraron, pistola en mano, contener a los fugitivos, deteniéndolos y agregándolos a las unidades que pasaban reunidas.

Las fuerzas de protección siguen prematuramente el movimiento.- Como el enemigo ya se hubiese amparado en estos momentos de las defensas abandonadas del campamento - folio 1.743 -, y batiera con su fuego el camino de la retirada, al desorden inicial sumóse la impresión del certero ataque, a cuya agresión no fueron tampoco ajenas la misma fuerza de la Policía y las harkas llamadas amigas apostadas en protección del camino. Apresuraron, por ello, descompuestamente su marcha las unidades, disgregándose, confundiéndose y mezclándose toda suerte de elementos, en términos de perder la menor apariencia de organización en el largo repecho de las laderas de Izumar, formando un revuelto tropel - sin dirección -, dejando a su paso el reguero del diverso material que abandonaba en la fuga; dado también que las fuerzas de protección de los servicios, siguiendo el movimiento de retirada, desampararon sus puestos - folio 1.178 -, y, descubriendo los flancos, dejaron aproximar al enemigo, encargadas de contener, como tampoco encontró la fuerza el sostén de las posiciones llamadas a cubrir la línea de retirada, cuyo apoyo, por lo demás, ni se había previsto ni preparado; pues las "C", "B", Izumar y Yebel Uddia habían sido prontamente abandonadas, sosteniéndose tan solo "A" en crédito de su honrosa defensa; así como, en el lado opuesto del camino, ardía el Morabo, aniquilada su guarnición, y de la cabecera de la 13° mía, Dar Mizian, desertaba la Policía y era ocupada por los jefes de la sublevada cabila.

Fuerzas de la 11° mía de Policía, que también habían sido establecidas detrás de Annual, en dirección a Buimeyan - apostadas desde la noche del 20 en unas casas que fueron puestas en estado de defensa al complicarse la situación del campamento - con prevención de permanecer en aquel lugar hasta que se replegaran las fuerzas de aquella guarnición - folio 1,234 vuelto -, también desampararon el puesto, cruzando a través del campamento - folio 651 -, y manifestando el capitán Sabaté, que esto narra, que a los Regulares dirigidos a las alturas del camino viejo de Annual no los vió tampoco en su sitio en uno de los momentos en que quiso hacerse cargo de la situación. Quedaban únicamente, a su decir, los Regulares que protegían la dirección del carril de Izumar, retirándose también últimamente.

Apresuramiento de las fuerzas en retirada.- Dice, entre otros, el capitán de Artillería Chacón en su declaración, al folio 1.178, que hasta llegar a Izumar, el enemigo los hostilizó en el trayecto del desfiladero por que sube el camino, causando en la columna numerosas bajas, siendo el desorden extraordinario; que al embocar la angostura se agolpaban las unidades, individuos sueltos montados, camiones rápidos y otros vehículos, artolas con heridos, determinando en la estrechez del camino una revuelta confusión que hizo imposible desde aquel momento distinguir ni reformar las unidades, ni regularizar la marcha; a más de que la estrechura del camino, ceñido a las laderas y cauces, no permitía salir de él para dejar paso o ganar delantera; de modo que la afluencia empujaba y apretaba los disociados elementos de la columna. Por uno de los costados del camino corría un barranco, por el que se despeñaron algunos mulos de su batería al ser empujados por otros que intentaban adelantarse, y otros, espantados por los automóviles que entre nubes de polvo marchaban por el estrecho camino, y todos ellos agotados y sin resistencia. Entorpecían también la marcha vehículos averiados y otros que se descompusieron al cruzar una zanja abierta por el enemigo para cortarla, y en estas condiciones llegó el tropel a Izumar.

El capitán de Artillería Ruano, también al folio 1.229 vuelto, da idea del apresuramiento de la salida de Annual y del desorden de la marcha, con confusión y atropellamiento de los elementos, entre nubes de denso polvo, precipitando las acémilas por los barrancos y abandonando el material y toda clase de efectos; y sería inacabable la relación de testigos que, impresionados por el recuerdo de aquella desenfrenada marcha describen con penosos detalles el tropel de la retirada.

Desde Izumar - continúa el capitán Chacón - había una parte más despejada del camino en la que algo se recobraron las tropas, pero más adelante, cuando recorre por su fondo las angosturas del arenoso y largo barranco de bajada envolviendo la marcha, espesa y ardorosa nube de polvo llevó al extremo el amontonamiento y desorden. Los naturales de los poblados aledaños y las mismas fuerzas indígenas separaban del camino acémilas e individuos y se los llevaban o desposeían del armamento, así como se apoderaban del que se iba arrojando por el cansancio y extenuación de la marcha, abrasados los individuos por la sed.

El Capitán Cebollino, de Regulares, que con su escuadrón salió en vanguardia a ocupar las alturas que dominan el camino viejo, concentrando luego la unidad en Izumar, dice, al folio 459, que vio la salida de la columna, la cual, en sus primeras unidades, guardaba algún orden; pero que empujadas, y al mezclarse con las que las seguían, fueron puestas también en desorden, adelantando todas precipitadamente; observando que se retiraba el servicio de Policía y harkas auxiliares haciendo fuego sobre la columna, la cual tardaría media hora en desalojar el campamento, notando que el enemigo la invadía prontamente, y que mientras estuvo en la proximidad de Izumar fueron desalojadas esta posición y la "C"; y continuando el declarante con su escuadrón por fuera del camino para no entorpecer la marcha de la columna, encontró al llegar al puente del Morabo un escuadrón y las ametralladoras de Alcántara con el teniente coronel Primo de Ribera a su frente.

El capitán Correa, de Ceriñola, dice también, al folio 898, que la columna en retirada iba en confusa aglomeración de unidades y elementos, abandonando el material, sin mandos ni servicio alguno de protección; antes bien, la fuerza de Policía que se dijo encargada de ello los tiroteaba; como asimismo los naturales, en abierta hostilidad.

El comandante de Artillería Martínez Vivas - folio 1.156 vuelto -, en Izumar circunstancialmente, dice que a las once llegó al pie de la posición en que estaba el grupo de Montaña procedente de Annual, que había llegado por el camino antiguo; y a partir de este momento fue constante el paso de personal, ganado y material en completa confusión; que los carros, automóviles y camiones que venían por la pista se unían al tropel, al confluir, que venían por el camino viejo y juntos seguían por el carrirl, aumentándose con ello el desorden y la confusión, y que por las alturas venían las fuerzas indígenas, y como se oían disparos y algunos tiros entraron en Izumar y no había enemigo a la vista, debe suponerse que los disparasen las expresadas fuerzas.

Intentos vanos de rehacer las fuerzas.- El teniente médico D´Arcourt - folio 1.105 - manifiesta que próximamente a un kilómetro de Annual encontró al coronel Manella solo y en un caballo de tropa. A la misma altura marchaba una compañía de Ceriñola encargada de hacer el flanqueo, el que realizaba de manera tan imperfecta, que el coronel Manella hubo de indicar al capitán Morales, que la mandaba, y al testigo, que procurasen rehacerla, al verla ya algo desmoralizada. Unióse a ellos el comandante Piña, del regimiento de África, que apareció por allí, y rodilla en tierra se empezó a organizar el fuego. De subalternos de esta fuerza sólo vio un momento a un oficial, cuyo nombre ignora y que no sabe si pertenecía a la misma compañía.

El capitán González Longoria - folio 495 - agrega que en Izumar quedó el precitado coronel intentando una extrema defensa en las proximidades de la posición, procurando reunir para ello algunos elementos dispersos, que ni acudían por su estado al llamamiento, ni, aun de hacerlo, hubieran sido útiles por haber perdido el armamento.

El soldado Agustín Sosa, de Ceriñola - folio 1.134 vuelto - manifiesta que con la sección en que él iba marchaban su capitán, los coroneles Morales, de la Policía y Manella, de Alcántara, y un capitán médico cuyo nombre no sabe. En las inmediaciones de Annual, el enemigo les hizo mucho fuego, ocasionándoles bajas muy numerosas. En este fuego murieron su capitán y el coronel Manella y fue herido en un brazo el médico que les acompañaba. El teniente Martínez Baños - folio 1.235 vuelto - expone que continuó a pie en dirección a Izumar, encontrando al coronel Manella que, a caballo y rodeado de unas cuantos, trataba en los alrededores de la posición "C" de rehacer las fuerzas para hacer frente al enemigo, que se echaba encima.

Últimas noticias del Cuartel general.- El suboficial García Bernal, de Ceriñola, en declaración del folio 1.577, con relación al atestado inserto al 1.581, dice que su compañía quedó defendiendo el reducto de la posición principal de Annual al ser evacuado el campamento hasta que, llegado el momento de efectuarlo su unidad, lo hizo él con la tercera sección, formada por 14 ó 15 individuos; que al llegar a la altura del Comandante general y de su Estado Mayor, constituido por los coroneles Morales y Manella, un comandante de Intendencia y otros oficiales, quedó con su guerrilla de extrema retaguardia protegiendo al referido Cuartel general, que marchaba por un barranco pequeño que existe antes de la que fue posición "C", en tanto que él avanzaba por su divisoria, y al rebasar el cual sólo quedaban detrás grupos sueltos en retirada, suponiendo fuera alguno el del Cuartel general; y consigna, por último, que, próximo a la posición "C", alcanzó al capitán del regimiento de Ceriñola don Emilio Morales, que marchaba a caballo y que algunas veces fue junto a la guerrilla; a poco rato se les incorporó el coronel Manella, que le esperaba con algunos individuos que encontró en el camino, que recorrió hasta llegar a la altura de la guerrilla, dejando de ver al citado coronel antes de llegar a Izumar por haber entrado por un barranco e ir el testigo por la cresta del mismo.

Supone el declarante que el Comandante general y su Estado Mayor debieron sucumbir en el mismo barranco por donde se internó el coronel de Caballería; este barranco quedaba a la izquierda de la guerrilla y más cerca de Izumar que de ella.

El soldado del Regimiento de Alcántara Moreno Martín refiere en el atestado 138 que estaba de ordenanza y cuando empezaron a salir las tropas del campamento se dirigió al sitio donde estaba el Comandante general con su Estado Mayor, fuera de la posición principal, oyendo al Comandante general denostar de cobardes a los policías que escapaban en dirección a Izumar, dejando libre el frente del campamento por donde venía la harka, que cuando ya había moros dentro de aquel llamó el general al sargento de la escolta y le dio orden de marchar a Melilla con los caballos, dirigiéndose luego con los coroneles Morales y Manella y otros oficiales hacia su tienda, saliendo el testigo con los ordenanzas del Cuartel general que llevaban de mano el caballo de aquél. Confirma en lo esencial el aserto el teniente de Policía Civantos, al manifestar, al folio 1.744 vuelto, que vio en Ben-Tieb llevado de mano por el ordenanza el caballo del general.

Esfuerzos particulares para contener la desmoralización.- En el descenso de Izumar hacia le Morabo, a la salida del largo y encajonado barranco - folio 1.179 -, el teniente coronel Primo de Rivera, con los escuadrones de Alcántara, cuyo mando tomara el 21 por la noche en Dríus, al regreso de Annual, según consigna el teniente de Artillería Gómez López al folio 832 vuelto, trataba de contener y de organizar los dispersos elementos que pasaban; pero pronto se convenció de lo irrelizable del propósito, y esto mismo asevera con respecto a dicho jefe el capitán Chicote, de una de sus escuadrones, al folio 1.874, acreditando la excitación que enérgicamente hiciera a sus oficiales de sacrificarse, acudiendo a contener tan incomprensible retirada a toda costa como se intentó dos veces, siendo del todo imposible conseguirlo. El teniente Bravo, de este regimiento, dice, al folio 1.378, que no vio pasar unidad que llevara cohesión, ni en que fueran reunidos siquiera los elementos; que el capitán Sainz, de Estado Mayor, se situó en la carretera, pistola en mano, para contener la fuerza que huía; pero como en ella iban también jefes y oficiales, su desmoralizador ejemplo hacía que la tropa no obedeciera.

El soldado del regimiento de África Alaejos refiere, en atestado, folio 1.429, que hacia estos lugares bajaban de las lomas de la derecha del camino tropas de Ingenieros con cargas de alambrada, y un sargento de Alcántara, con su armamento, trató de retener a los fugitivos increpándolos y excitándolos a dar cara al enemigo, intentando preparar una barrera con dichas alambradas para contener la dispersión; pero que era tan grande el tropel de soldados, caballos y mulos, que arrollándolo todo tuvo que desistir del empeño.

El comandante de Ingenieros Fernández Mulero - folio 1.453 - dice asimismo que las fuerzas venían a la desbandada; que trató por todos los medios de imponerse y encauzar el tropel, armado de carabina, logrando detener hasta unos trescientos, que hizo marchar mejor, haciendo advertir que en aquel sitio - como seis o siete kilómetros de Ben-Tieb - se oirían hasta ocho o diez disparos, lo que bastó para aumentar la precipitación de la huída: que venían los individuos montados a dos y a tres por acémila, sin que advirtiera la presencia de oficiales que trataran de levantar la moral de estas tropas presas del pánico.

El soldado Pérez, del regimiento de Ceriñola - folio 1.691 -, luego de referir que los primeros en la retirada llegaban a Izumar, donde se encontraba, fueron las fuerzas montabas y de Policía, y que esta última y algunos Regulares ocupaban las cumbres que flanqueaban el camino, desde donde hostilizaban a las fuerzas en retirada, poniendo esto sobre aviso a los poblados, dice que las fuerzas pasaban en desorden, arrollando los montados a los de a pie, tirando otros los fusiles y sin hacer caso de algún oficial que pistola en mano trataba de imponerse, y que cuando se intentaba subir a los heridos o despeados a alguna acémila el conductor de ella echaba a correr para impedirlo.

El capitán de Policía Jiménez Ortoneda - folio 1.463 - confirma que en tanto los escuadrones de Alcántara, bajo el mando de sus oficiales, cubrían las fuerzas que se retiraban, éstas venían confundidas, despeadas, sin mando visible y en completo desorden.

El precitado soldado Alaejos agrega que el desorden era tal que no existían mandos de ninguna clase ni cabeza visible que tratase de rehacer las fuerzas para organizar la menor resistencia, pues tanto los oficiales como las clases, confundidos con la tropa, arrastrados por el tropel y montado el que había podido coger una acémila, cortando las cinchas y arrojando las cargas, no intentaban siquiera contener la dispersión, aun cuando el enemigo en este trayecto no los hostilizaba en absoluto. Que antes de llegar a Dríus vio que venía el alférez D. Vicente López Jiménez, de ametralladoras del tercer batallón de su regimiento, montado en un mulo sin baste de dicha compañía con el conductor de la acémila, y el teniente médico D´Harcourt refiere - folio 1.106 - que al tratar de afirmarse en Izumar algunos residuos de gente en retirada, un cabo hubo de decir a un oficial que iba a caballo: "No corra usted, señor oficial, y venga a defenderse"; por contraste, señala dicho médico al folio 1.106 vuelto, como hecho singular, que por la derecha se les incorporó el teniente Hernando, de Ceriñola, con veinte o veinticinco hombres, que supone debían proceder de la posición intermedia "B", pero provenía de las fuerzas de protección de los trabajos emprendidos en el portillo de Beni-Asa, la cual fuerza - dice - venía perfectamente mandada por su oficial y con el mejor continente, aunque le habían matado en el camino al capitán y era la primera vez que entraba en fuego.

Desastre de la retirada.- Tal es el cuadro de esta retirada en que la columna va dejando el rastro de su material y armamento abandonados, cediendo más al pánico y a la desmoralización que a la intensidad de la agresión de que fuera objeto, pues si el enemigo castigó con su fuego en la primera y más batida parte del camino, en la subida y cima de Izumar no acosó verdaderamente la retirada - folio 279 -, limitándose a perseguir con el fuego, debilitándose la agresión a medida que se adelantaba hacia Ben-Tieb, en el cual descenso la hostilidad partía de los moradores de los poblados de ambos lados del camino y de las tropas indígenas encargadas de los flanqueos - folio 1.146 , y otras citas, entre ellas la del repetido Alaejos, al folio 1.423, que asevera fue muy hostilizada la marcha de Annual a Izumar, también por la Policía, que remontando las laderas del lado externo del camino los agredía.

En la última parte de este recorrido el confuso aglomerado de gente fue protegido por la Caballería de Alcántara, que al retirarse cerraba sobre la retaguardia y cambiaba también sus disparos con la Policía de las alturas de Uddia - folio 483 -, entendiendo el teniente de Policía Miralles - folio 270 vuelto -, en resolución, que el desparramamiento y pérdida de gente, más fue por cansancio y decaimiento moral que "por efecto de las balas".

Abstracción del Comandante general.- Debe señalarse el hecho reflejado en la declaración del teniente de Policía Civantos - folio 1.742 vuelto - de que el Comandante general, en los momentos que precedieron a la retirada, presintiendo - cual indica - la inmensidad de la catástrofe, parecía ajeno al peligro, y situado en una de las salidas del campamento general permanecía expuesto al fuego intenso del enemigo, silencioso e insensible a cuanto le rodeaba.

Ausencia del Mando.- Hecho lamentable es que en esta retirada desaparece el Comandante general dictadas sus disposiciones preliminares para el desalojo del campamento, cuya salida apremiara, y que una vez dado el impulso inicial, que indefectiblemente había de conducir por la forma, la ocasión y la imprevisión con que se hacía al aniquilamiento de aquellas fuerzas, no se aprecia dirección ningunsa ulterior, ni en ningún momento de la retirada resurge la autoridad del Mando en ninguno de sus grados, borradas a lo que parece jerarquías con sus deberes inmanentes. Sólo de manera episódica algún espíritu animoso, volviendo por los fueros de la disciplina y dictados del deber, trata de hacer reaccionar aquella masa inerte, en su propia defensa o para encauzar el desorden, sin que su meritorio proceder obtenga éxito alguno. Es tan completa la desorganización, como el decaimiento moral que acusa esta desalentada marcha, que su mención en detalle se haría interminable, remitiéndose por ello el Juzgado al contexto de las declaraciones y atestados que del caso tratan, creyendo suficiente para evidenciarlos el resumen consignado.

Continúa la retirada a Dríus desamparando a Ben-Tieb.- No se detiene aún en Ben-Tieb la desordenada columna sino pasajeramente, para reponerse algún tanto.

El jefe de esta posición trata en vano de retener algunas de estas tropas para reforzar su corta guarnición, recabando para ello el concurso de los jefes que pasan, los cuales desatienden la instancia a tenor de lo que declara el teniente médico Peña, de aquel hospital de evacuación - folio 678 vuelto -, que describe el desastre de la retirada bajo la obsesión del pánico, y más determinadamente se contrae el teniente coronel de Ceriñola Marina. También dice a este respecto el teniente de Intendencia Guerra - folio 1.527 -, del depósito de aquella posición, que hicieron intentos de sujetar algunas de las fracciones para entrarlas en la posición a fin de organizar la resistencia; que con este propósito salieron a la carretera, por la que pasaba la columna con la gente de diversos Cuerpos y Armas mezclada, los camiones abarrotados de soldados y todo en el mayor desorden, procurando detener a la gente y apear de los vehículos a los que no estaban heridos. Ratifica que requería el jefe de la posición la asistencia de los referidos jefes y oficiales que pasaban con dicho objeto, pero sin alcanzarla; pues tanto éstos como los soldados, con el calor, el polvo, el cansancia y la depresión del espíritu, llegaban completamente agotados. El alférez de Ceriñola Guedea dice, en declaración del folio 1.249, refiriéndose a estas discusiones, que el teniente coronel Marina, de su regimiento, dijo que seguiría con sus fuerzas a Dríus, en tanto que el capitán Lobo, jefe de la posición, quería que se detuvieran con ellos para contribuir a la defensa por contar sólo para este fin con dos secciones. En resolución: todos seguían a Dríus, ya sin hostilidad en este trayecto, al cual campamento se recogen los restos desbaratados de estas tropas, tan faltas de gobierno como de moral.

Dice el capitán Cayuela, de Policía - folio 985 -, que en Ben Tieb se observaba una gran confusión de fuerzas de todas clases, sin mando ni dirección; que dirigiéndose a los oficiales de la posición preguntó por algún jefe de quien pudiera recibir instrucciones, contestándole aquellos que allí sólo existía la perplejidad que observara, "sin órdenes de ninguna clase", y que, en suma, la columna siguió el camino de Dríus.

Resumen e impresión de los sucesos.- Al folio 62 se inserta una conferencia telegráfica celebrada entre el Ministro de la Guerra y el jefe de Estado Mayor de la Comandancia general en que, con referencia a los informes fehacientes dados por el capitán de Ingenieros Valcárcel, en prácticas de Estado Mayor, se resumen las fases todas de los sucesos, así como al folio 59 se inserta otra de la una y diez del día 23 que traduce la impresión deprimente de los mismos y la situación de indefensión de la plaza de Melilla, expresándose en telegrama de las diez y siete cincuenta del 22 al Alto Comisario - folio 58 -, por el coronel jefe de Estado Mayor, juzgar indispensable y urgentísima su presencia en la plaza por lo difícil de la situación, y con noticia de la presunta muerte del Comandante general, según los informes que recibe.

Descuido de toda medida para esta retirada.- Por los fundamentos en su lugar establecidos se aprecia bien que el apoyo natural de la retirada eran las alturas de Izumar, y así dice el teniente médico D´Harcourt - folio 1.106 - que tenían pensado hacerse fuertes en dicha posición, que según hubo de manifestarle el capitán de Estado Mayor Sabaté era el proyecto primitivo - que ni por pienso fue puesto en ejecución en el momento decisivo -, y donde creyeron encontrar algún sostén; pero que al entrar en la posición vieron arder el depósito de municiones; que allí también encontraron al capitán de San Fernando. López Vicente; mas como en suma de fuerza que reunía en conjunto era de quince o veinte hombres, decidieron continuar la marcha.

Igual abandono hace notar el capitán Valcárcel en sus noticias referidas, así como de las sucesivas posiciones del camino; y dice el comandante Martínez Vivas, al folio 1.156 vuelto, que la posición "C" evacuó, así como la "B", pudiendo comprobar esto último porque, al pasar al pié de ésta, vieron en ella fuerzas de la Policía; que en la posición de Izumar, aun cuando estaba preparada para proteger el repliegue, teniendo sus fuerzas en el parapeto y las piezas de artillería cargadas, no llegó a hacer fuego porque no vio enemigo contra quien dirigirlo, y cuando el capitán jefe de la posición creyó habían evacuado las fuerzas de Annual, dispuso, de acuerdo con los demás oficiales, destruir las municiones, inutilizar las piezas y salir con los elementos que pudieran llevar.

Si la posición de Izumar se hubiese, con efecto, sostenido y a su apoyo hecho firmes algunas fuerzas, presidiendo un mando, una dirección, hubiera sido posible contener y regularizar aquella desastrosa retirada, porque el enemigo no insistió en la persecución, atraído más bien por el botín, como presintiera el Comandante general; pero abandonada dicha posición prematuramente - como todo hacer suponer - y las sucesivas, fiado todo al acaso y a la negligencia y no encontrando la retirada reparo alguno en su camino, cediendo al pánico, hubo de suceder lo que resultaba inevitable, degenerando en fuga descompuesta.

Acuerdo postrero de posición en Beni-Aza.- Un grupo diferenciado de fuerzas, que una eventualidad llevó a las alturas de Yebel Uddia en la mañana del 22 de julio, vino a sumarse al desconcierto de la retirada, acogiéndose también sus restos al campamento de Dríus.

Refiere el capitán Fortea, al folio 471 de su declaración, que hubo de exponer al Comandante general la necesidad de establecer una posición intermedia entre "B" y Uddia - cuyo objeto era cubrir el portillo llamado de Beni-Aza y entre las mismas abre paso a los senderos que suben de Igueriben y descienden de Tizi-Assa -, agregando más adelante - folio 482 - que en presencia de los sucesos que se desarrollaban en contorno de Annual y grave estado de las cosas, cediendo también a la petición de los moros amigos, que le pedían para asegurar la tranquilidad de la cabila, hubo de insistir el 21, al terminar el servicio, en la necesidad de establecer la referida posición, cuyo establecimiento inmediato así fue dispuesto.

Con arreglo al diario de operaciones de la Comandancia - folio 633 - fue encomendada la operación para el día siguiente, 22, a una columna al mando del teniente coronel de Alcántara, compuesta de este regimiento, tres compañías del de Ceriñola y una compañía de Ingenieros con el material correspondiente de fortificación para establecer la posición referida en el punto que designase el capitán de la 13° mía de Policía; las compañías precitadas de Ceriñola, una procedente de la plaza, y las otras dos relevadas por las provisionales organizadas en las destacamentos de Nador, Zeluán, Zaio y Monte Arruí, eran los últimos refuerzos que se llegan a Annual, y pernoctaban de tránsito en Ben-Tieb el 21, siendo la compañía de Ingenieros también del destacamento de esta posición.

Interrupción de los trabajos.- Defección de la Policía y agresión que provoca.- Llegadas las fuerzas designadas a media mañana del 22 al lugar de asentamiento de la proyectada obra, se estaba en los primeros trabajos de su construcción - folio 482 - cuando le fue comunicada al teniente coronel Primo de Rivera la orden urgente de acudir con los escuadrones en dirección a Izumar para proteger la evacuación de Annual, en consonancia con el aviso del folio 1.996, a que con anterioridad queda hecha referencia, como en seguida puso este jefe en ejecución; divisándose ya a este tiempo desde la altura la polvareda de la columna en retirada de Annual a Izumar. El enemigo se corría en tal momento por Taurda, entre Uddia e Intermedia "A", con ánimo sin duda de cortar el paso a la referida columna, que en tanto adelantaba desordenadamente por la carretera, tiroteada por ambos flancos y retaguardia - folio 483 -, siendo de entender de las manifestaciones, un poco reticentes, del testigo que las fuerzas de su mía, establecida en protección de los trabajos de referencia, desertaban de sus puestos y cruzaban sus fuegos con los flanqueos que desplegara Alcántara, conforme a las postreras órdenes del Comandante general; como el propio testigo fuera también objeto de la agresión que explica de parte de los moradores de los poblados que tuvo que atravesar para ganar la carretera, siendo de suponer que por desafección de su fuerza; agregando que al tratar de encaminarse a Dar Mizian para recoger la documentación y fondos de la mía, no lo pudo conseguir a causa del fuego que de allí se hacía.

Según el parte del capitán de Policía Jiménez Ortoneda - folio 1.835 -, agregado a los servicios de la 13° mía, al escapar de una guerrilla unos policías de ésta se les hizo fuego, rompiéndolo entonces el enemigo, que hasta entonces se había mantenido en observación, que próximamente a las catorce treinta arreció el fuego entre Uddia y Ben-Tieb, y por Tardua trataban de bajar los grupos referidos enemigos, en dirección a la posición "A" y Tafersit; cubriendo entonces dicho frente hasta las dieciseis, que siguió para Dar Mizian, y al cruzar a Ben-Tieb pudo notar que, posesionados de la cabecera los rebeldes, hacían fuego contra dicha posición.

Síntesis de esta parcial retirada.- Según declaración del folio 1.339, del teniente Muñoz, de una de las compañías asistentes a los trabajos - cuyo grupo de unidades, dicho sea de paso, no se habia sometido a mando de jefe alguno de regimiento, todo en el espíritu negligente dominante en el territorio -, el enemigo había ido concentrándose en los barrancos que rodeaban el lugar de la posición en planta, al propio tiempo que las fuerzas de Policía establecidas en protección avanzada de los referidos trabajos, desde las alturas fronteras, abrían también fuego contra las tropas ocupadas en ellos; por lo que hubo de disponer el capitán que las mandaba cesar en el trabajo y aprestarse a la defensa. Acababa de desplegar la suya con este objeto cuando dio aquél la orden de retirada, aunque sin indicar dirección determinada, por lo que el testigo decidió adoptar con su compañía de la Bedn-Tieb, y batidos de arriba, primero, y atacados después por los moradores del poblado que tenía que cruzar, vióse obligado a abrirse paso a viva fuerza, desbaratándose en esta refriega su gente; pues, como asevera, en ella se encontró solo, por dispersión de la compañía. En las proximidades del poblado de referencia , manifiesta que alcanzó a ver que las otras fuerzas empleadas en la operación se retiraban también combatidas. El hecho es que, descendiendo de la altura y hostilizados por los moradores de los poblados de tránsito, quedaron también desechos en el repliegue, acogiéndose los restos a Ben-Tieb, siguiendo el curso de la retirada general, como se incorpora también a ella la compañía de esta agrupación de Ceriñola que quedara en el Morabo, en la carretera, al cuidado de la impedimenta; haciendo observar el teniente del regimiento de Alcántara Bravo, en su declaración del folio 1.379, que dichas fuerzas se retiraban con más precipitación de la que justificaba el fuego del enemigo, contrayéndose al conjunto de las unidades de referencia.

Dice el coronel de Ingenieros López Pozas , al folio 1.131, que la tercera compañía de Zapadores de su Comandancia, encargada de los referidos trabajos, tuvo que aguantar el choque del núcleo de la harka que intentaba cortar por aquel sitio la retirada de las fuerzas de Annual hacia Ben-Tieb, y que cuando llegó a Dríus tenía sesenta y tantas bajas de sus cien hombres del pie de fuerza.

Repliegue de Alcántara sobre Ben-Tieb y Dríus.- Dice el referido teniente Bravo en su precitada declaración - folio 1.379 vuelto -, que los escuadrones de Alcántara, pasando el tropel de la retirada, marcharon cubriendo la extrema retaguardia y recogiendo en el camino a los rezagados por el cansancio y extrema fatiga; que al llegar a Ben-Tieb aprestábase la guarnición para la defensa, porque los que pasaban en retirada no se detenían en ella. La policía parecía ya sublevada, pues retirándose sobre su cabecera, no respondió al llamamiento. Detuviéronse los escuadrones hasta concentrarse, marchando después en dirección a Dríus, excepto el quinto, que continuó en Ben-Tieb hasta que fue evacuada la posición, cuya retirada, a su vez, protegió hasta aquel campamento.

Y agrega el soldado Moreno Martín, de este escuadrón - atestado 138 -, que a poco de llegar a Ben-Tieb tuvieron que salir 40 caballos con el teniente Puga para contener una mía de Policía que se había sublevado, teniendo con ella bastante fuego, regresando y saliendo de nuevo para despejar los alrededores y proteger la salida de la guarnición, continuando después en protección de ésta hasta Dríus.

Juicio de la retirada.- Juzgando la retirada el comandante de Estado Mayor Fernández, dice, al folio 814, que se explica las malas condiciones morales en que se realizó por los contratiempos experimentados en días anteriores y porque, a su juicio, no se efectuó con sujección a las reglas del arte militar; como lo demuestra el dato preciso de que la evacuación del campamento de Annual se verificó en un plazo de tiempo tan sumamente corto, que es imposible de comprender cómo durante él salieron tantos elementos de aquel punto, sino admitiendo que se imprimió al movimiento una precipitación inicial, que naturalmente había de reflejarse en todo su desarrollo.

El teniente coronel Fernández Tamarit - folio 1.202 - dice también que la orden de retirada, abandonando todo lo que no fueran armas y municiones, causó una profunda decepción en las tropas, que aún esperaban auxilio; que en su iniciación se incubó ya el desastre; que no hubo quien estableciera el orden, brillando por su ausencia el Mando. Muertos unos, arrastrados otros por el torrente, nadie pudo si supo contenerle, y atento a las condiciones de la única línea peligrosa de retirada, falta de puntos de apoyo y reservas que pudieran servir de dique, "la retirada - dice - terminó en un sálvese quien pueda desdichado, fatal consecuencia de errores que eran de todos, y de los que la oficialidad del Ejército, ni aun muriendo, pueden redimir a éste".

El coronel Riquelme reconoce asimismo, al folio 1.282 vuelto, la depresión moral provocada como consecuencia lógica de la evacuación de Annual por la columna más fuerte que se había concentrado, y ello después de la pérdida de las posiciones de Abarrán e Igueriben, esta última, a pesar del esfuerzo máximo realizado por el Comandante general para socorrerla; y si a esto se agrega la muerte del general y de los jefes principales que con él estaban, se comprende el desconcierto de los inferiores y las consecuencias que produjo, unido a no haber sostenido muchas posiciones la obligada defensa; y estima, por último, el teniente coronel Dávila - folio 1.296 - que la desaparición del Comandante general, de prestigio notorio, deprimiría seguramente el espíritu de las fuerzas, determinando el consiguiente desorden.

Es incuestionable, con todo, considerando el desarrollo de los sucesos desde su iniciación, que la caída inesperada de Abarrán hubo de ofuscar al Mando, sugiriéndole irreflexivas ideas de desquite, como en su lugar se ha visto, despertando al propio tiempo la inquietud de las tropas, como la posterior pérdida de Igueriben, en las condiciones de su lamentable abandono, influyó desastrosamente en el espíritu de ellas, debilitando el sentimiento de su propia confianza, como la autoridad del mismo Mando, que en sus postreras determinaciones, en presencia de la peligrosa situación provocada, parece desconcertado. La ausencia de disposiciones, encaminadas a encauzar en lo posible la situación con adopción de las medidas consiguientes al problema militar que se planteaba, indujeron por modo irremediable al desaliento y desorden promotores de la catástrofe.

Los términos del abandono de Annual, tal como la realidad los representa en el furtivo intento de escapar a la atención del enemigo, son indicios de sobrecogimiento del ánimo en esta adversidad, de la renunciación de la voluntad y deberes inherentes al Mando, o del insuperable ascendiente cobrado, en su impresión, por el dicho enemigo.

Habiendo faltado el Mando superior en tan supremos momentos, aislados y caídos los jefes que hubieran podido asumirle por natural sucesión, si el necesario concierto hubiera presidido en ello, sin guía ni dirección la fuerza, faltó asimismo, escalonadamente, su acción hasta las unidades inferiores, rota la cohesión y resortes de toda autoridad, surgiendo con el pánico la confusión declarada, que no encontró en la huída sostén alguno que la pudiera recoger y hacer reaccionar, sino los esfuerzos sueltos, meritorios, pero incapaces para contener la fuga, porque en realidad de verdad, en esta humillante retirada de la tropa no opuso otra resistencia que su inercia, su abatimiento, el agotamiento físico, el aniquilamiento de su moral, como se deduce las múltiples declaraciones recogidas.