Los fuertes de Manzanillo y Pastelito.

Ambos fuertes fueron construidos en las islas de Manzanillo y la Manga respectivamente para impedir el acceso por el canal interior de la bahía en su parte más próxima a tierra firme, cubriendo sus fuegos con el Castillo Grande de Santa Cruz. En 1631 estaban ya levantados, pues el gobernador don Francisco de Murga los incluyó en la "Relación y Planta de la Ciudad" que remitió al rey Felipe IV.

En 1697 fueron destrozados por el pirata francés Pointís. El ingeniero don Juan de Herrera y Sotomayor proyectó edificiar en Manzanillo un castillo similar al que estaba reconstruyendo en San Luis de Bocachica, pero el rey Felipe V no autorizó las obras. Las obras que hizo el ingeniero Herrera consistieron, por tanto, en la reconstrucción de ambos fuertes sobre el año 1728. En Manzanillo se edifició además un almacén de pertrechos que aún se conserva.

El 24 de abril de 1741 el capitán de milicias don Baltasar de Ortega protagonizó la heroica defensa del fuerte de Manzanillo con tan solo 24 soldados, frente a los ataques del almirante Vernon. El fuerte no fue tomado por los británicos, lo que impidió el desembarco de más efectivos enemigos en la isla de Manzanillo. Su derrota frente a Manzanillo se sumó a la obtenida cuatro días antes frente al Castillo de San Felipe de Barajas.